<p>Quince días después de que Anagrama anunciara que suspendía la distribución de <i><strong>El odio</strong></i>, el libro de <strong>Luisgé Martín</strong> en el que José Bretón reconoce por primera vez el asesinato de sus hijos, el ministro de Cultura, <strong>Ernest Urtasun</strong>, se ha pronunciado por primera vez. Y lo ha hecho para desentenderse de un hecho que ha marcado en las últimas semanas las conversaciones del sector literario y también cultural.</p>
El ministro de Cultura ha tardado 15 días en hacer una valoración sobre un asunto que ha marcado las dos últimas semanas de actualidad cultural
Quince días después de que Anagrama anunciara que suspendía la distribución de El odio, el libro de Luisgé Martín en el que José Bretón reconoce por primera vez el asesinato de sus hijos, el ministro de Cultura, Ernest Urtasun, se ha pronunciado por primera vez. Y lo ha hecho para desentenderse de un hecho que ha marcado en las últimas semanas las conversaciones del sector literario y también cultural.
Este miércoles, y hasta en dos ocasiones, el titular de Cultura ha evitado hacer valoraciones sobre el hecho de que la editorial haya decidido finalmente suspender sine die la publicación y dejar en el aire la publicación del libro. «La editorial ha tomado la decisión que tenía que tomar», ha apuntado Urtasun, que con esa decisión da por «zanjada» la cuestión.
Sin embargo, lejos de estarlo, el caso sigue aún judicializado por las denuncias de Ruth Ortiz. La Audiencia Provincial de Barcelona, hasta quien ha llegado este caso, aún no se ha pronunciado sobre si el libro se puede o no publicar. Un juzgado de primera instancia de la capital catalana aseguró la pasada semana que no se podía prohibir esa publicación, ignorando el criterio de la Fiscalía de Menores.
Eso desató un cruce de reproches entre el Ministerio Público y el juez, que ha acabado con el caso en la Audiencia Provincial. Y, entre tanto, Anagrama ha optado por suspender sin fecha el proceso de distribución. Aunque los argumentos de la editorial han ido variando con el paso de los días. En un primer momento, el viernes 21 de marzo, defendió el derecho fundamental recogido en la Constitución a «la creación literaria». «Anagrama considera que tanto el autor como la editorial están en su derecho de publicar esta obra, pero esperaremos a lo que las resoluciones judiciales indiquen», aseguraban en un primer comunicado.
Apenas seis días después, el pasado jueves, la versión era distinta y la editorial asumía en gran medida los argumentos de la Fiscalía de Menores, que optaba por impedir que el libro se publique. De hecho, en un segundo escrito, aseguraba que su intención es «respetar la petición de las medidas cautelares solicitadas por la Fiscalía». «Anagrama considera que, en una sociedad democrática, debe existir un equilibrio entre la libertad creativa como derecho fundamental y la protección de las víctimas. Las obras que se inspiran en hechos reales, como es el caso de El odio, requieren de una dosis doble de responsabilidad y de respeto. Por eso, en un ejercicio de prudencia y de forma voluntaria, la editorial ha decidido mantener la suspensión de la distribución de la obra de manera indefinida», anunciaban.
Cultura