[UNVRS] toma los mandos de la noche de Ibiza: Carl Cox, Will Smith, nuggets con caviar y una invasión alienígena

<p class=»ue-c-article__paragraph»>Viendo las filas de coches, la excitada marea humana, el despliegue de agentes de la Guardia Civil, la sinfonía de luces azuladas lanzando destellos al cielo nocturno de Ibiza, y las furgonas negras que parecían portar científicos de la NASA, nadie podría negar que en una colina de San Rafael se había estrellado una nave espacial. Ayudaba que, efectivamente, cualquiera podía ver <strong>un humeante platillo volante, de unos seis metros de diámetro, clavado en el suelo como un frisbi en la arena.</strong></p>

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 La isla redefine lo que un club puede llegar a ser en el siglo XXI. La idea era «crear el club más impresionante y complejo del mundo. [UNVRS] narra la historia de un club perdido en el tiempo, parte club nocturno, parte escultura, parte sueño»  

Viendo las filas de coches, la excitada marea humana, el despliegue de agentes de la guardia civil, la sinfonía de luces azuladas lanzando destellos al cielo nocturno de Ibiza, y las furgonas negras que parecían portar científicos de la NASA, nadie podría negar que en una colina de San Rafael se había estrellado una nave espacial. Ayudaba que, efectivamente, cualquiera podía ver un humeante platillo volante, de unos seis metros de diámetro, clavado en el suelo como un frisbi en la arena.

Ibiza estrena invasión alienígena o discoteca, que viene a ser lo mismo. Y Yann Pissenem, el supervillano de la noche ibicenca, es su aliado. Tras inventarse el parque de atracciones para adultos, Ushuaïa, y convertir el antiguo Space en Hï, hace como dos años que empezó a obsesionarse con la colina del viejo KU, también viejo Privilege; y empezó a llenar su guarida, escondida en el tejado de una discoteca de Ibiza, de mapas y dibujos, como Richard Dreyfus en Encuentros en la tercera fase.

A finales de los 70, los empresarios vascos Javier Iturrioz, José Luis Anabitarte, Gorri, y el exfutbolista de la Real Sociedad José Antonio Santamaría fundaron el KU en una casa payesa de San Rafael. Una piscina interior y una cúpula de hierro enrejado (añadida cuando se convirtió en Privilege) se convirtieron en sus símbolos, y la presentación al mundo del tema Barcelona, por parte de Freddie Mercury y Montserrat Caballé, convirtieron el 30 mayo de 1987 en su noche más icónica. Eran tiempos de concursos de tangas y bandejas de porros. Tiempos de Miguel Bosé, Julio Iglesias y Sara Montiel mezclados con Roman Polanski, Jean Paul Gaultier o George Michael. Entonces los VIPs tenían su propia llave para acceder por una puerta secreta al interior de la casa payesa.

UNVRS (leer Universe) entierra o resucita aquella historia, redefiniendo lo que un club puede llegar a ser en el siglo XXI. La idea era «crear el club más impresionante y complejo del mundo. [UNVRS] narra la historia de un club perdido en el tiempo, parte club nocturno, parte escultura, parte sueño», promulgan desde The Night Club, empresa promotora del artefacto.

Platillo volante estrellado a la entrada de [UNVRS].
Platillo volante estrellado a la entrada de [UNVRS].The Night League

Allí siguen los muros encalados, la piedra natural y las texturas terrosas de la finca ibicenca, sólo que, una vez cruzado el umbral, uno parece haber salido despedido al espacio exterior; convertido en una sala oscura del tamaño de un estadio de fútbol, por la que se avanza a través de una enorme escalinata hacia la sala principal, al ritmo de visuales inmersivas, juegos de luces hipnóticos proyectados sobre paredes monumentales, ráfagas de humo que simulan despegues, cápsulas LED futuristas que emergen como escaleras hacia las estrellas, y gogós acróbatas que cuelgan del techo a diez metros de altura, subiendo y bajando como yoyós.

Una experiencia surrealista que arranca con un photocall viviente de dos chicas en tetas que invitan a los asistentes a posar con ellas en el interior de un escaparate que recuerda al barrio rojo de Amsterdam.

Los primeros sonidos del Universo fueron los de una mujer. La DJ neerlandesa Carista pinchó Bitter Suite (Symphony Mix) de Tornado Wallace; y después le siguieron Joseph Capriati y The Martinez Brothers con dos horas de house y techno enérgico, antes de ceder el testigo a los platos fuertes de la noche: Jamie Jones y, especialmente, Carl Cox, quien ofreció un set maratoniano tras diez años sin residencia en Ibiza. El Dj británico regresó a las pistas tras protagonizar uno de los culebrones políticos, sentimentales y empresariales más largos de la historia de la música. Su lealtad a Space, esperando su regreso en medio de un litigio de marcas y locales entre el empresario Pepe Roselló y la familia Matutes, ha llegado a su fin, y finalmente Carl Cox ha tenido que sucumbir a los encantos de Pissenem, tras dos lustros de resistencia, hasta que le ha prometido el Universo.

El concepto de VIP del futuro se eleva a la categoría de arte y se estratifica por niveles a través de balcones con forma de U invertida que recuerdan al Senado de Star Wars, para ofrecer una vista panorámica de la pista de baile que palpita a sus pies. Pero ahora también hay VIPs dentro del VIP, a los que se acede por pasillos secretos ocultos entre los muros, y donde ayer se encontraban, entre otros, Will Smith, en calidad de veraneante premium y experto en invasiones alienígenas de Men in black. Aunque bastaría en Vicio, el primer burger club del mundo dentro de un club nocturno, y elegirse los crispy chicken fingers (los nuggets de toda la vida), pero con caviar, a 80 euros cinco piezas, para sentirse el rey del Universo.

Sala principal de [UNVRS].
Sala principal de [UNVRS].The Night League

Desde la sala principal, [UNVRS] se convierte en un laberinto de puertas, escaleras, sótanos, agujeros negros y pasillos oscuros que recuerdan a Berghain, la discoteca fábrica del barrio berlinés de Friedrichshain. De la nada se aparecen salas a medio camino entre un paisaje onírico cinematográfico y una escultura sonora, con referencias arquitectónicas que beben del brutalismo, el retrofuturismo y el art déco contemporáneo.

Uno de sus espacios más singulares es el Wild Comet, heredero del Wild Corner de Hï, un microclub dentro de un baño, con la cabina del DJ presidiendo la sala, mientras la gente baila rodeada de retretes. Pero no es el único club dentro del club. También están las catacumbas bajo la sala principal, que se atraviesan por un pasillo subterráneo de luces futuristas, y aparecer en el llamado Bunker, una sala de fiestas sin cobertura, cuya bola de discoteca rompe el techo a modo de impacto de un meteorito.

[UNVRS] está rodeado por pasillos al aire libre que desembocan en terrazas ajardinadas, que prometen en poco tiempo y abono convertir en un espacio selvático, como el Gravity Garden; o con vistas a la ciudad antigua de Ibiza y hasta Formentera, como el Sky Deck. Más de dos años de obras, para las que se han traído hasta las grúas que construyeron el nuevo Santiago Bernabéu, han permitido hacer cosas como convertir la sala principal en un estudio de grabación, de modo que uno puede disfrutar de espacios sin música aún con el oído pegado a sus muros.

Performance durante el opening de [UNVRS].
Performance durante el opening de [UNVRS].The Night League

Aunque quizá el espacio más llamativo sigue siendo The Dome, la mítica cúpula de hierro del Privilege, como una inmensa pajarera para aves prehistóricas, ahora reconvertida en terraza al aire libre presidida por el que han llamado Tree of Life (Árbol de la Vida), que serpentea hasta el techo para abrirse como una araña gigante.

La fiesta, que arrancó el viernes sobre las 23.30 horas, se prolongó hasta las doce de la mañana, con el amanecer asomando sobre la isla, amenizado por la música de Paul Reynolds. La temporada no sólo acabará decidiendo el futuro del Universo sino también del de todo el ocio nocturno de una isla plagada de placeres terrenales. Aunque pocos dudan que Pissenem volverá a marcar el latido de la isla, quizá inspirado por el mismo principio que tiró de Matthew McConaughey a subirse a la nave en Interestellar: «La humanidad nació en la Tierra. Nunca estuvo destinada a morir aquí».

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