En los nuevos edificios, la observación delata la cantidad de visitas a la obra realizadas por los arquitectos. Los detalles de uniones, los imprevistos mejor o peor resueltos… Las decisiones dejan huella. Y las huellas hablan. En un paisaje eso es más difícil. El tiempo juega a favor sólo de los mejores edificios. Pero siempre a favor de cualquier paisaje. La naturaleza funciona así. ¿Qué hace entonces mejor una intervención paisajística que otra?
El camino de ronda de Palamós es el rescate de un parque estudiado minuciosamente y rehecho a mano

En los nuevos edificios, la observación delata la cantidad de visitas a la obra realizadas por los arquitectos. Los detalles de uniones, los imprevistos mejor o peor resueltos… Las decisiones dejan huella. Y las huellas hablan. En un paisaje eso es más difícil. El tiempo juega a favor sólo de los mejores edificios. Pero siempre a favor de cualquier paisaje. La naturaleza funciona así. ¿Qué hace entonces mejor una intervención paisajística que otra?
Algo parecido a las visitas de obra: el cuidado. En los cinco kilómetros de parque que construyen el camino de Ronda de Palamós (Girona), los arquitectos y paisajistas del Estudio Martí Franch han sido cuidadosos. Los arquitectos gerundenses han realizado intervenciones mínimas: apoyar una roca en un sendero, vallar con una barandilla que no interrumpe las vistas un precipicio. Esas pequeñas intervenciones no es que transformen el lugar, es que le permiten aflorar. Así, lo protegen, lo cuidan, indican la vía sutil de cuidado y respeto para los usuarios. Tratan a los visitantes como adultos, los invitan y les recuerdan, con generosidad, a quién pertenece el lugar: a todos.
Los paisajistas de esta obra finalista del Premio Europeo de Espacio Público que organiza el Centro de Cultura Contemporánea de Barcelona, partían de un problema habitual: la sobresaturación de visitantes. La Costa Brava, en el noreste de Cataluña, recibe casi cinco millones de turistas al año. El camino de ronda que transita por la costa entre Palamós y la playa de Castell tiene 5 kilómetros. Los paisajistas describen el recorrido como “un mosaico mediterráneo único, con agricultura, bosques, barracas de pescadores y urbanizaciones discretas de mediados de siglo XX”. Sin embargo, a pesar de estar protegido, la llegada masiva de coches y peatones lo estaban deteriorando. ¿Qué hacer?

En primer lugar, decidieron unificar el camino para ordenar a los visitantes y reforzar el patrimonio paisajístico cultural. También era esencial reducir la estacionalidad de los visitantes; tratar de que las visitas no se congreguen en la misma época del año. Para conseguirlo, los arquitectos han creado infraestructuras verdes integradoras, han restaurado los hábitats degradados y han limpiado flora invasora de los acantilados rocosos para proteger las comunidades endémicas costeras de la UE. Además, se han diversificado y rejuvenecido los bosques de pinos intercalando bosques de encinas en los cerros forestales que estaban ocupados por aparcamientos.
Para describir la recuperación de este Paseo de Ronda los arquitectos hablan de gestión y de plantación. Hoy ha renacido un rico sotobosque mediterráneo y también arbustos costeros. Pero en las zonas urbanas, la densidad de los bosques de pino carrasco ha quedado reducida para disminuir el riesgo de incendios. A la vez, esos pinares comienzan ahora una transición hacia bosques de encinas y alcornoques, ya presentes en el sotobosque.

Los proyectistas definen la restauración del camino panorámico costero que conecta el centro de Palamós con el Parque Natural de Cap Roig como una infraestructura eco-social que preserva la naturaleza, proporciona beneficios para la salud y valora el patrimonio natural, paisajístico y cultural. Ellos han añadido 3,6 kilómetros de nuevos senderos peatonales a los antiguos tramos fragmentados y han integrado el desplazamiento del parking a la playa de Castell en el mosaico agroforestal.
Así, su proyecto parece poco, apenas se ve. Pero, y ese es su valor, incluye 14 intervenciones específicas en áreas críticas para restaurar zonas de parking, diseñar transiciones entre la ciudad y el camino, y crear puntos de descanso. Y eso es transformador. Hoy hay 19 nuevos miradores con intervenciones discretas para despejar espectaculares vistas. Este es un proyecto que conoce y celebra el lugar. Muchos visitantes lo han entendido. Algunos han comenzado a llegar caminando. El efecto del cuidado no es solo paisajístico, es social.
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