<p class=»ue-c-article__paragraph»>»Respóndeme como si fueras mi novio. Sé dominante, posesivo y protector, entre dulce y picarón. Usa emojis al final de cada frase». Circulan por Instagram una serie de consejos para personalizar ChatGPT y convertirlo en el novio (o novia) perfecto. Ayrin siguió estos pasos hace seis meses. Su <i>chatbot </i>siempre está ahí cuando necesita hablar, la anima y, sí, han practicado <i>sexting</i>, <a href=»https://www.nytimes.com/2025/01/15/technology/ai-chatgpt-boyfriend-companion.html» target=»_blank» rel=»nofollow»>según ha contado</a> la chica al <i>New York Times</i>. <strong>Ayrin se ha enamorado de su IA</strong>. «En los próximos dos años, estará <strong>completamente normalizado</strong> tener una relación con una inteligencia artificial», explica una experta en relaciones al diario.</p>
Nos dijeron que ‘Her’ era ciencia ficción. Pero hay momentos de la película que dicen mucho de nuestras relaciones de hoy
«Respóndeme como si fueras mi novio. Sé dominante, posesivo y protector, entre dulce y picarón. Usa emojis al final de cada frase». Circulan por Instagram una serie de consejos para personalizar ChatGPT y convertirlo en el novio (o novia) perfecto. Ayrin siguió estos pasos hace seis meses. Su chatbot siempre está ahí cuando necesita hablar, la anima y, sí, han practicado sexting, según ha contado la chica al New York Times. Ayrin se ha enamorado de su IA. «En los próximos dos años, estará completamente normalizado tener una relación con una inteligencia artificial», explica una experta en relaciones al diario.
Y entonces pienso en Her. Cuando estrenaron la película hace poco más de 10 años, nos dijeron que era ciencia ficción. Joaquin Phoenix -que intentaba recomponerse de un divorcio- se enamoraba de una IA con la sugerente voz de Scarlett Johansson y todo sonaba muy solitario, muy distópico, muy lejano. En aquella época, las interacciones en redes se limitaban a reencontrarte con algún amigo del colegio en Facebook y hacer algún comentario ocurrente en Twitter. Tinder acababa de nacer en un campus universitario e Instagram tenía apenas tres años. No había matches ni instamigos. Seguíamos ligando en bares y discotecas, hablando con novios y amigos por teléfono.
Más conectados que nunca, hoy estamos un poco más solos y lo de Her suena menos distópico, menos lejano. Puede que lo de enamorarte de una IA todavía resulte marciano, pero hay otro momento de Her que sí es puro 2025. Desvelado en su cama, Joaquin Phoenix busca en una aplicación a alguna otra soltera insomne. ¿Les suena la «hora punta» de Tinder? Posiblemente a los cuatro millones de españoles que usan apps para ligar (palabra de GFK), sí. Miles de «hola qué tal», «encantado», «de dónde eres», «a qué te dedicas»… Conversaciones «sin salirse del manual» que poco difieren de la que tendríamos con un chatbot, como dice la escritora CJ Hauser (La novia grulla, Libros del Asteroide): «En estas conversaciones solo se hablaba de cosas sin importancia, o sea, nunca de nada que me permitiera hacerme una idea de con quién narices estaba hablando».
Desde quienes anhelan el amor hasta los/las que simplemente desean algo de atención nocturna (es inagotable la lista de anglicismos que nos hemos inventado para todas esas personas y charlas que nunca acabarán en cita: pen pals de Tinder, breadcrumbing…), todos buscan sentirse algo menos solos al final del día. Como la IA Scarlett, casi todos estarán hablando con muchas personas a la vez.
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