<p>Que le den más premios a <strong>Rauw Alejandro</strong>: Grammy, Oscar, Tony, el que ustedes quieran. Qué virguería de espectáculo, trufado de referencias a su Puerto Rico natal, con un <strong>auténtico montaje de Broadway</strong>, banda sonora forjada a golpe de éxitos… Que le den un premio porque<strong> lo de hoy ha sido categóricamente superior</strong> y sólo por el <i>show </i>merece dos estrellas en el Paseo de la fama de Los Ángeles porque una sola se le quedaría pequeña. Sin hipérboles, lo prometo.</p>
El cantante puertorriqueño brinda un show bestial digno de Broadway y Premio Tony durante su primera parada en España con motivo de su gira Cosa Nuestra
Que le den más premios a Rauw Alejandro: Grammy, Óscar, Tony, el que ustedes quieran. Qué virguería de espectáculo, trufado de referencias a su Puerto Rico natal, con un auténtico montaje de Broadway, banda sonora forjada a golpe de éxitos… Que le den un premio porque lo de hoy ha sido categóricamente superior y sólo por el show merece dos estrellas en el Paseo de la fama de Los Ángeles porque una sola se le quedaría pequeña. Sin hipérboles, lo prometo.
Ataviado como Jim Carrey en La Máscara y dispensando un ambiente neoyorriqueño con sabor a Capone, el cantante ha devorado el escenario rompiendo a cantar Punto 40, Il Capo, Panties y Braseries. «Si ustedes supieran que Madrid es una de mis ciudades favoritas», ha animado al inicio del concierto, «siempre que vengo la paso muy cabrón, esta ciudad tiene mucha magia. Muchas gracias por el cariño y por estos años».
Si unas 14.000 personas esperaban ver a un gañán latino con ambiciones de Magic Mike trapeando letras lascivas, con lo que se han topado es con un afinadísimo Raúl Alejandro Ocasio Ruiz (32 años), curado al son de los temas de su quinto álbum de estudio, Cosa Nuestra -que da nombre a su gira-, todo un crisol donde se funden géneros como el bolero y el disco, la electrónica y el reggaetón, el merengue y el afrobeat…
Y es que el griterío del público superaba en decibelios al intérprete al son de Desesperados, Déjame Entrar, el merengue de Mil Mujeres o el medley salsero de Tattoo, Fantasías y El Efecto. Sublimes sin interrupción, que diría Baudelaire, el puertorriqueño y su colosal banda de música en vivo, todos en estado de gracia, han cautivado a un público con un espectáculo cinco estrellas que destilaba una maestría tremenda sobre el escenario.
Su primera parada en España de las cuatro programadas en el itinerario de su Cosa Nuestra World Tour ha sido una auténtica ida de olla (y perdonen la zafiedad, pero el show incita al cortocircuito mental). La catarata de voces desatada con Carita Linda, Desenfocao, Diluvio, Qué Pasaría y Se Fue ha explicado ese ‘no hay billetes’ colgado en el Movistar Arena de Madrid dos de las tres noches que actuará aquí.
No ha visto este recinto producción y puesta en escena semejantes: cuatro actos, un speakeasy, cha cha chás, persecuciones, balazos, casinos, desvistes, escorts, referencias a West Side Story, todo narrado por un sensacional Gilberto Gómez, han ratificado el nombre de RA como uno de los grandes de la música latina. Sus temas han echado raíces en las listas Top 50 mundiales, llegando a 55 millones de oyentes mensuales en Spotify y en 2021 ganó un Latin Grammy, además de haber sido nominado cuatro veces a los Grammy.
Temas como La Old Skul, 214, Lokera, Todo de ti o Baby Hello, ya fijos en las playlists de los garitos, o sus interpretaciones de las colaboraciones con gigantes del latineo como Romeo Santos, Feid o Bad Bunny, han dejado sin aire a un público que ha grabado las dos horas y media de un show al que no le ha faltado de absolutamente nada y que ha inoculado la pulsión del perreo y el ritmo caribeño a todo el mundo.
Sus coreografías siempre son el corazón de sus conciertos y pocas veces lo ha bordado tanto como hoy. «Hombres, tomen nota», bromeaba el intérprete enseñando a bailar a su público Committed. Con ellas también ha tenido detalles, preguntando por las solteras y las casadas, que se han puesto a gritar de pura locura. Es un showman absoluto, un seductor de audiencias, tan obscenamente magnético y rijoso que daba hasta apuro observarle sin sentirse culpable por no apartar la mirada mientras interpretaba Sexo virtual, SexxMachine, Espresso Martini o Lluvia con nieve, en una salsa sensacional a dueto con una de sus bailarinas.
Cosa Nuestraha sido la ganzúa para abrirle las puertas al Olimpo latino. Y ahí está sentado Rauw Alejandro, proclamado superestrella tras el espectáculo de su vida. Qué abuso, qué locura, qué delirio, qué, qué, qué… ¡Que le den un premio ya, hombre! Bravo.
Música