<p>Y la polémica de <i>El odio, </i>el libro de Luisgé Martín que Anagrama <a href=»https://www.elmundo.es/cultura/literatura/2025/04/16/67ffa008fc6c83124a8b458f.html»>canceló definitivamente empujado por la presión social</a> a su alrededor, aún guardaba un nuevo capítulo. El autor ha acusado este martes a la editorial de dejarse llevar por «el miedo», «la presión social» y, citando un artículo de prensa, también por «la censura» al evitar la publicación del libro. «Lo que ha ocurrido es algo muy grave, <strong>que un libro se retire sin haber sido leído por personas que crean un estado de opinión en el que no es posible dar argumentos y razones es propio de sociedades prefascistas</strong>», ha afirmado el escritor en una entrevista en el Canal 24 Horas.</p>
El autor de ‘El odio’ se ha pronunciado por primera vez públicamente tras la polémica que ha envuelto su proyecto
Y la polémica de El odio, el libro de Luisgé Martín que Anagrama canceló definitivamente empujado por la presión social a su alrededor, aún guardaba un nuevo capítulo. El autor ha acusado este martes a la editorial de dejarse llevar por «el miedo», «la presión social» y, citando un artículo de prensa, también por «la censura» al evitar la publicación del libro. «Lo que ha ocurrido es algo muy grave, que un libro se retire sin haber sido leído por personas que crean un estado de opinión en el que no es posible dar argumentos y razones es propio de sociedades prefascistas«, ha afirmado el escritor en una entrevista en el Canal 24 Horas.
«He llegado a ver a José Bretón perdido, abandonado, solo en el mundo, nunca con empatía, cercanía o amistad, pero sí con compasión. Y en lo que se refiere en la historia sí he llegado a entender cosas», ha defendido Luisgé Martín, que se ha mostrado abierto a ofrecer su libro a otras editoriales para que lo publiquen, pasados unos días de su cancelación. El escritor ha remarcado que «en contra de lo que mucha gente piensa Bretón es una persona muy mediocre, un pobrecillo, no es Hannibal Lecter».
El autor sí ha señalado que cometió un «error de bulto» al no ponerse en contacto con Ruth Ortiz, madre de los niños y ex mujer de José Bretón, se ha escudado en que «no había una forma automática de llegar a Ruth [Ortiz]» y que no lo hizo a posteriori por la petición de sus abogados. «Me encantaría sentarme con Ruth y Obdulia, su madre, sin testigos, o con lo que ellas quieran, para explicar que la mayoría de las cosas que se han dicho son inciertas», ha remarcado.
Una de ellas, según ha incidido, es que su libro dé voz a Bretón porque este es un libro que el condenado «detesta», tal y como le expresó tras leer el manuscrito que le envió a la cárcel. Al mismo tiempo, Martín ha ahondado en que decidió no contar con la opinión de la madre, otro de los puntos que ha sido ampliamente debatido, «porque el proyecto del libro estaba claro y el dolor no era el motivo» para escribirlo.
Luisgé Martín ha descartado, por el momento, la autoedición del libro, pero sí se ha mostrado abierto a introducir un prólogo en el que se explique los hechos que se han producido en las últimas semanas. El escritor también ha asegurado que se ha planteado realizar ahora un «pequeño ensayo» sobre «los linchamientos» entre los que ha incluido el suyo. «Las redes son la fiesta de nuestro tiempo, me han dicho que como soy un comepollas y que como no puedo tener hijos no siento el dolor de los demás. Y también me han llegado a desear que ojalá los muertos fueran mis hijos que no tengo», ha agregado.
El pasado miércoles, la editorial anunció, tras casi un mes con su distribución frenada, que El odio se cancelaba definitivamente. «Anagrama informa de la extinción del contrato de edición para la publicación y distribución de El odio. Tras la finalización de la relación contractual, todos los derechos de la obra, cedidos en su día a la editorial, vuelven a ser propiedad del autor», aseguraba en un comunicado la editorial. El cuarto desde que el proceso judicial diera comienzo y con un viraje absoluto por parte de la empresa literaria en apenas un mes.
El 21 de marzo, Anagrama, pese al freno en la distribución, defendía «su derecho fundamental», recogido en la Constitución, a publicar la obra de Luisgé Martín. «Anagrama considera que tanto el autor como la editorial están en su derecho de publicar esta obra, pero esperaremos a lo que las resoluciones judiciales indiquen», advertía el primer texto. Esas resoluciones judiciales, de forma contundente, respaldaron hasta en dos ocasiones –primero un juzgado de Instrucción de Barcelona y después la Audiencia Provincial– la puesta de libro en el mercado.
Sin embargo, pese al respaldo judicial, la editorial fue asumiendo con el paso de los días los criterios que la Fiscalía había expuesto para frenar la publicación de El odio. El 26 de marzo, Anagrama apuntaba en un nuevo comunicado que «en una sociedad democrática, debe existir un equilibrio entre la libertad creativa como derecho fundamental y la protección de las víctimas». Una versión que chocaba frontalmente con la que había defendido cinco días antes.
Ni siquiera la sentencia firme de la Audiencia Provincial, que no admitía opción de recurso y que daba vía libre a la publicación, hizo que Anagrama levantara el veto sobre el libro de Luisgé Martín. El 9 de abril se hacía pública esa sentencia y esa misma tarde, la editorial anunciaba que mantenía suspendida de forma indefinida la publicación aludiendo a «un ejercicio de prudencia». Siete días después, el 16, acabaría anunciando la cancelación definitiva de la obra.
Entre medias, Anagrama había sido engullida por la presión social alrededor de El odio. Ruth Ortiz, madre de los menores asesinados y ex mujer de José Bretón, había presentado una denuncia contra el libro, librerías de toda España habían anunciado su intención de no venderlo si finalmente salía al mercado y una corriente en redes sociales había llamado al boicot contra la editorial. Precisamente, ante esa situación, la empresa literaria había iniciado un proceso de búsqueda de una consultora especializada en gestión de crisis para frenar su pérdida de reputación
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