Gran noche de estreno en el TNC, con toda la platea de la Sala Gran aplaudiendo en pie. Victoria Szpunberg lleva una racha imparable, y acaba de estrenar su texto más ambicioso en el escenario más importante de Cataluña. La tercera fuga retrata la historia de una familia durante cien años, empezando en Ucrania durante los años veinte del siglo pasado, siguiendo en el Buenos Aires de los setenta y terminando en la Barcelona del presente. Este es un montaje grande en todos los sentidos: trece intérpretes, música en directo, diversas lenguas. Si todo acaba funcionando es gracias a una feliz conjunción de astros y talentos: el texto (escrito a cuatro manos con Albert Pijuan) combina acertadamente el drama con el humor, la puesta en escena es ágil y resolutiva, y todo el elenco está estupendo. Incluso la gran Clara Segura acaba resultando “una más” entre sus compañeros: no porque ella no esté bien, sino porque están todos fantásticos.
El espectador necesita unos minutos para adentrarse en la trama: después de una “danza de la muerte” a modo de introducción, nos encontramos de lleno en una boda judía en la Ucrania de hace cien años. El catalán se mezcla con el ucraniano, el ruso y el yiddish: este es un espectáculo multilingüe donde no hay necesidad de subtítulos. Ton Vieira interpreta con mucha gracia el narrador de la historia y nos dará pistas sobre el contexto histórico, ejerciendo de traductor cuando sea necesario: “¿Realidad?, ¿Ficción?”. Este esqueleto danzante y con sonrisa del gato de Cheshire nos recuerda que la respuesta a estas preguntas no es tan importante. La tercera fuga es un espectáculo muy coral, donde todos los actores interpretan varios personajes. Secundarios de lujo como Olga Onrubia y Carles Pedragosa, desconocidos para el gran público, brillan en cada una de sus intervenciones: la madre de la novia, los policías de las aduanas, el coach argentino, las asistentes domésticas… Risas y bravos para ellos dos, que incluso reciben aplausos en sus mutis.
Nunca la letra de Cambalache había tenido tanto sentido. “Que el mundo fue y será una porquería, ya lo sé / En el quinientos diez, y en el dos mil también”
Sus compañeros de reparto tampoco se quedan cortos: Emma Arquillué retrata con garra tanto a la novia que queda suspendida en el tiempo como a la insoportable hija de Julieta; Anna Castells brilla en el segundo acto, ambientado en la dictadura de Videla; Sergi Torrecilla nos vuelve a demostrar su versatilidad tanto en el drama como en la comedia; Pau Escobar (que sustituyó a Carles Roig en las primeras funciones) es la prueba viviente que si un montaje funciona puede incorporar cambios de última hora sin que se note. En el apartado musical, Sasha Agranov, Carles Pedragosa y Fede Salgado aportan la banda sonora, que abarca desde la música klezmer al inevitable tango. Magalí Sare pone su preciosa voz al servicio de la historia: nunca la letra de Cambalache había tenido tanto sentido. “Que el mundo fue y será una porquería, ya lo sé / En el quinientos diez, y en el dos mil también”.
El espacio escénico diseñado por Max Glaenzel y Silvia Delagneau, el vestuario de esta segunda, la iluminación de Pedro Yagüe o la coreografía de María cabeza de Vaca aportan la elegancia y el ritmo a un espectáculo de dos horas y tres cuartos que pasa con agilidad y ritmo. Solo diré que las transiciones entre los actos son de lo mejorcito de la pieza. En definitiva, y si por no había quedado claro: La tercera fuga es uno de los espectáculos de la temporada. No se lo pierdan, si es que todavía quedan entradas.
Gran noche de estreno en el TNC, con toda la platea de la Sala Gran aplaudiendo en pie. Victoria Szpunberg lleva una racha imparable, y acaba de estrenar su texto más ambicioso en el escenario más importante de Cataluña. La tercera fuga retrata la historia de una familia durante cien años, empezando en Ucrania durante los años veinte del siglo pasado, siguiendo en el Buenos Aires de los setenta y terminando en la Barcelona del presente. Este es un montaje grande en todos los sentidos: trece intérpretes, música en directo, diversas lenguas. Si todo acaba funcionando es gracias a una feliz conjunción de astros y talentos: el texto (escrito a cuatro manos con Albert Pijuan) combina acertadamente el drama con el humor, la puesta en escena es ágil y resolutiva, y todo el elenco está estupendo. Incluso la gran Clara Segura acaba resultando “una más” entre sus compañeros: no porque ella no esté bien, sino porque están todos fantásticos. El espectador necesita unos minutos para adentrarse en la trama: después de una “danza de la muerte” a modo de introducción, nos encontramos de lleno en una boda judía en la Ucrania de hace cien años. El catalán se mezcla con el ucraniano, el ruso y el yiddish: este es un espectáculo multilingüe donde no hay necesidad de subtítulos. Ton Vieira interpreta con mucha gracia el narrador de la historia y nos dará pistas sobre el contexto histórico, ejerciendo de traductor cuando sea necesario: “¿Realidad?, ¿Ficción?”. Este esqueleto danzante y con sonrisa del gato de Cheshire nos recuerda que la respuesta a estas preguntas no es tan importante. La tercera fuga es un espectáculo muy coral, donde todos los actores interpretan varios personajes. Secundarios de lujo como Olga Onrubia y Carles Pedragosa, desconocidos para el gran público, brillan en cada una de sus intervenciones: la madre de la novia, los policías de las aduanas, el coach argentino, las asistentes domésticas… Risas y bravos para ellos dos, que incluso reciben aplausos en sus mutis.Nunca la letra de Cambalache había tenido tanto sentido. “Que el mundo fue y será una porquería, ya lo sé / En el quinientos diez, y en el dos mil también”Sus compañeros de reparto tampoco se quedan cortos: Emma Arquillué retrata con garra tanto a la novia que queda suspendida en el tiempo como a la insoportable hija de Julieta; Anna Castells brilla en el segundo acto, ambientado en la dictadura de Videla; Sergi Torrecilla nos vuelve a demostrar su versatilidad tanto en el drama como en la comedia; Pau Escobar (que sustituyó a Carles Roig en las primeras funciones) es la prueba viviente que si un montaje funciona puede incorporar cambios de última hora sin que se note. En el apartado musical, Sasha Agranov, Carles Pedragosa y Fede Salgado aportan la banda sonora, que abarca desde la música klezmer al inevitable tango. Magalí Sare pone su preciosa voz al servicio de la historia: nunca la letra de Cambalache había tenido tanto sentido. “Que el mundo fue y será una porquería, ya lo sé / En el quinientos diez, y en el dos mil también”. El espacio escénico diseñado por Max Glaenzel y Silvia Delagneau, el vestuario de esta segunda, la iluminación de Pedro Yagüe o la coreografía de María cabeza de Vaca aportan la elegancia y el ritmo a un espectáculo de dos horas y tres cuartos que pasa con agilidad y ritmo. Solo diré que las transiciones entre los actos son de lo mejorcito de la pieza. En definitiva, y si por no había quedado claro: La tercera fuga es uno de los espectáculos de la temporada. No se lo pierdan, si es que todavía quedan entradas. Seguir leyendo
Género de opinión que describe, elogia o censura, en todo o en parte, una obra cultural o de entretenimiento. Siempre debe escribirla un experto en la materia
El montaje coral ideado por Victoria Szpunberg y escrito junto a Albert Pijuan es uno de los espectáculos de la temporada


Gran noche de estreno en el TNC, con toda la platea de la Sala Gran aplaudiendo en pie. Victoria Szpunberg lleva una racha imparable, y acaba de estrenar su texto más ambicioso en el escenario más importante de Cataluña. La tercera fuga retrata la historia de una familia durante cien años, empezando en Ucrania durante los años veinte del siglo pasado, siguiendo en el Buenos Aires de los setenta y terminando en la Barcelona del presente. Este es un montaje grande en todos los sentidos: trece intérpretes, música en directo, diversas lenguas. Si todo acaba funcionando es gracias a una feliz conjunción de astros y talentos: el texto (escrito a cuatro manos con Albert Pijuan) combina acertadamente el drama con el humor, la puesta en escena es ágil y resolutiva, y todo el elenco está estupendo. Incluso la gran Clara Segura acaba resultando “una más” entre sus compañeros: no porque ella no esté bien, sino porque están todos fantásticos.
El espectador necesita unos minutos para adentrarse en la trama: después de una “danza de la muerte” a modo de introducción, nos encontramos de lleno en una boda judía en la Ucrania de hace cien años. El catalán se mezcla con el ucraniano, el ruso y el yiddish: este es un espectáculo multilingüe donde no hay necesidad de subtítulos. Ton Vieira interpreta con mucha gracia el narrador de la historia y nos dará pistas sobre el contexto histórico, ejerciendo de traductor cuando sea necesario: “¿Realidad?, ¿Ficción?”. Este esqueleto danzante y con sonrisa del gato de Cheshire nos recuerda que la respuesta a estas preguntas no es tan importante. La tercera fuga es un espectáculo muy coral, donde todos los actores interpretan varios personajes. Secundarios de lujo como Olga Onrubia y Carles Pedragosa, desconocidos para el gran público, brillan en cada una de sus intervenciones: la madre de la novia, los policías de las aduanas, el coach argentino, las asistentes domésticas… Risas y bravos para ellos dos, que incluso reciben aplausos en sus mutis.
Nunca la letra de Cambalache había tenido tanto sentido. “Que el mundo fue y será una porquería, ya lo sé / En el quinientos diez, y en el dos mil también”
Sus compañeros de reparto tampoco se quedan cortos: Emma Arquillué retrata con garra tanto a la novia que queda suspendida en el tiempo como a la insoportable hija de Julieta; Anna Castells brilla en el segundo acto, ambientado en la dictadura de Videla; Sergi Torrecilla nos vuelve a demostrar su versatilidad tanto en el drama como en la comedia; Pau Escobar (que sustituyó a Carles Roig en las primeras funciones) es la prueba viviente que si un montaje funciona puede incorporar cambios de última hora sin que se note. En el apartado musical, Sasha Agranov, Carles Pedragosa y Fede Salgado aportan la banda sonora, que abarca desde la música klezmer al inevitable tango. Magalí Sare pone su preciosa voz al servicio de la historia: nunca la letra de Cambalache había tenido tanto sentido. “Que el mundo fue y será una porquería, ya lo sé / En el quinientos diez, y en el dos mil también”.
El espacio escénico diseñado por Max Glaenzel y Silvia Delagneau, el vestuario de esta segunda, la iluminación de Pedro Yagüe o la coreografía de María cabeza de Vaca aportan la elegancia y el ritmo a un espectáculo de dos horas y tres cuartos que pasa con agilidad y ritmo. Solo diré que las transiciones entre los actos son de lo mejorcito de la pieza. En definitiva, y si por no había quedado claro: La tercera fuga es uno de los espectáculos de la temporada. No se lo pierdan, si es que todavía quedan entradas.
La tercera fuga
Idea original y dirección: Victoria Szpunberg. Colaboración con el texto: Albert Pijuan.
Reparto: Sasha Agranov, Emma Arquillué, Anna Castells, Marc Joy, Olga Onrubia, Carles Pedragosa, Carles Roig, Biel Rossell Pelfort, Fede Salgado, Magalí Sare, Clara Segura Crespo, Sergi Torrecilla y Ton Vieira.
Teatre Nacional de Catalunya. Barcelona. Hasta el 1 de junio.
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Sobre la firma

Oriol Puig Taulé (Sabadell, 1980) es crítico y cronista de artes escénicas. Es licenciado en Historia del Arte y tiene un Máster en Estudios Teatrales por la Universidad Autónoma de Barcelona. Coordina la sección de teatro y danza del digital cultural ‘Núvol’, y lo encontraréis en los escenarios más insospechados
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