De la invención de las alfombras rojas a las modelos sonrientes: todas las revoluciones que Armani inició en la moda
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Muy pocos creadores han contribuido tanto y de formas tan variadas a diversificar y enriquecer las fuentes de ingreso de la industria del vestir Muy pocos creadores han contribuido tanto y de formas tan variadas a diversificar y enriquecer las fuentes de ingreso de la industria del vestir
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Muy pocos creadores han contribuido tanto y de formas tan variadas a diversificar y enriquecer las fuentes de ingreso de la industria del vestir
SU RELACIÓN CON EL CINE. Giorgio Armani, nacido en Piacenza (Emilia Romagna) hace 91 años, iba para médico, pero acabó siendo uno de los diseñadores más influyentes del último siglo. Y si dio un giro radical a su vida profesional fue gracias al cine: como ha confesado en numerosas ocasiones, desde su juventud se quedaba fascinado con los trajes austeros de las películas neorrealistas.Elisa V. Massai (Penske Media/Getty Images)Desde aquello, Giorgio Armani ha firmado piezas de vestuario de numerosas películas, de ‘Batman’ a ‘Los intocables’ y, por supuesto, esas películas que representaban al llamado ‘yuppie’ de los noventa: Patrick Bateman (‘American Psycho’) o Jordan Belfort (‘El Lobo de Wall Street’) coleccionaban trajes de Armani casi idénticos. Cuando Armani, la marca, solo tenía cinco años de vida, se le encargó vestir a Richard Gere en ‘American Gigolo’. Y el resto es historia: aquellos trajes desestructurados, fáciles de llevar, le convirtieron en un referente más allá de los confines italianos. “Esa película fue un hito en mi carrera, y la he visto en infinidad de ocasiones, casi cada año”, cuenta en su autobiografía, ‘Per amore’ (Rizzoli) .LA MONOCROMÍA. La conocidísima secuencia en que Richard Gere elige su vestuario en ‘American Gigolo’ es en sí misma una lección magistral para entender su noción del color. En una época en que lo habitual era combinar prendas por contraste, el italiano puso de moda lucir colores muy cercanos, pero no idénticos, en una búsqueda de una cierta naturalidad sobria y contenida. Combinaba varios tonos de marrón, gris o azul, y prefería siempre los colores intermedios, como vestigio de una época en que los diseñadores competían entre sí por dar con una paleta cromática propia y diferenciada. La de Armani fue siempre sutil y enormemente equilibrada, y el tiempo le dio la razón. No en vano sus últimas colecciones, presentadas en Milán, recuperaban su combinación cromática más popular: camisa, chaqueta, corbata y pantalón en tonos y estampados muy similares, una forma de dar protagonismo a la silueta y a los tejidos. También su afición por la fotografía en blanco y negro, en gran parte debida al talento de su colaborador Aldo Fallai, privilegiaba esta paleta de grises y sombras que lo haría reconocible al instante.Cordon PressPIONERO EN LA MODA ACCESIBLE. Cuando el diseñador creó Emporio Armani en 1981 muchas firmas de lujo se llevaron las manos a la cabeza: fue la primera línea de precio asequible destinada a un público más joven al que la moda acostumbraba. “Para mí, lo más importante es que la gente lleve mi ropa. No diseño para la pasarela o las revistas”, dijo el diseñador entonces. Hoy la enseña del águila, es decir, Emporio, es para muchos el símbolo de Armani al completo. Y muchos de esos diseñadores que se escandalizaron cuando Giorgio bajó a la moda de su pedestal terminaron creando segundas líneas asequibles a su imagen y semejanza. En la imagen podemos verle con varios modelos de su firma leyendo ‘USA Today’.Fairchild Archive/ Penske Media/ Getty ImagesEL CREADOR DE LAS ALFOMBRAS ROJAS. Aunque la alfombra roja de los Oscar no es ‘per se’ un invento suyo, fue él quien revolucionó la forma de comprender este espacio cuando en 1988 contrató a Wanda McDaniel, quien para el año siguiente había conseguido que tantas celebridades llevasen ropa del diseñador que el ‘Women’s Wear Daily’, una de las biblias de la moda, bautizase la edición de 1989 como ‘Los Premios Armani’. Cate Blanchett, Leonardo DiCaprio, Diane Keaton, Julia Roberts, Viola Davis, Jodie Foster… Armani es el diseñador que más actores ha vestido para recoger sus premios Oscar. El primer ‘look’ icónico y memorable que lo consagró como referente en los galardones más importantes de la industria cinematográfica fue el elegido por Diane Keaton en 1978 para recoger su estatuilla por ‘Annie Hall’. Ron Galella (Ron Galella Collection/ Getty)Su idilio con lo que se convertiría en toda una nueva forma de comunicación y promoción para la industria de la moda (que le hizo crear una línea de alta costura en 2005, Armani Privé) llegó en una época, los noventa, en que los actores demandaban prendas menos dramáticas para presentarse en público: “Hollywood tenía a los diseñadores de prendas de gala, e incluso a los figurinistas que daban esa imagen de Estrella, con mayúsculas, a los actores, pero la nueva generación del cine buscaba otro estilo más real”, cuenta en su autobiografía. Si a día de hoy muchos siguen recurriendo a la marca para sus grandes momentos profesionales es, precisamente, por la cercanía: “Hoy las alfombras rojas se han convertido en herramientas de marketing, y muchas marcas eligen a sus estrellas simplemente porque en ese momento están de moda. Yo prefiero entenderlas y crear una relación más humana, sean quienes sean”. En la imagen, el diseñador con Lee Radziwill, la hermana de Jackie Onassis, en la fiesta de diseñadores del Museo de Arte Contemporáneo de Los Ángeles de 1981. Fairchild Archive/ Penske Media/ Getty ImagesEL ‘POWER DRESSING’. En una entrevista con ‘S Moda’ en 2022, Giorgio Armani explicaba qué le llevó a apostar en los ochenta por el traje de chaqueta femenino: “Cuando creé la silueta del traje de chaqueta femenino únicamente pensaba en cubrir sus necesidades en el lugar de trabajo. Darles comodidad y confianza en un ambiente nuevo para ellas, al que por fin accedían. No sé si eso me convierte o no en feminista. Creo que si lo soy o no deberían juzgarlo las propias mujeres”. El italiano fue el inventor de lo que posteriormente se llamó ‘power suit’: el traje, inspirado en el clásico masculino, que se convirtió en el uniforme de muchas de las mujeres que por fin accedían a puestos laborales de poder. A diferencia de otros creadores de ‘trajes poderosos’, como Claude Montana y Thierry Mugler, el traje de Armani, como el de su contraparte masculina, tenía un corte relajado y cómodo, lo que hizo que muchas mujeres, profesionales o no, se convirtieran en clientas leales durante décadas. Armani supo darles la austeridad e incluso la intelectualidad que demandaban en un momento en el que la moda iba de excesos decorativos y siluetas imposibles. En la imagen, una propuesta de su desfile de otoño-invierno de 1985. Guy Marineau (Penske Media/ Getty Images)MODELOS REALISTAS. Su relación con las modelos también fue especial. Empezando por las de sus desfiles; en una época en que la relevancia de una pasarela se medía por la cantidad de ceros que reunían los cachés de las supermodelos, Armani fue siempre fiel a sus colaboradoras habituales y entabló con ellas una relación profesional duradera. Cuando los desfiles de otras marcas se llenaron de rostros apesadumbrados y demacrados —el tan popular ‘heroin chic’—, las de Armani siempre se mostraban sonrientes y caminaban con ligereza. Como buen diseñador italiano, Armani siempre estuvo convencido de que el poder de la moda no consistía en vehicular complejos mensajes conceptuales, sino en embellecer a sus clientas y hacerles más fácil y cómoda la vida diaria. Se manifestó a favor de controlar el índice de masa corporal para asegurar que sus maniquíes fomentasen una belleza saludable. “Hay que decirlo claramente, tenemos que luchar contra la anorexia”, declaró en 2009. En la imagen, una modelo en un desfile de 2014.Thibault Camus (AP)LAS TEXTURAS. Armani fue un revolucionario de las formas, pero también de las texturas. Sus colecciones de los ochenta se caracterizaron por un inteligente trasvase de tejidos: paños de lana para trajes de mujer, y sedas, terciopelos y linos para la moda masculina. En las crónicas de esos años, la palabra más recurrente es ‘morbidezza’, blandura, un adjetivo que describe el modo en que sus prendas se adaptan al cuerpo con suavidad, con líneas fluidas gracias a la desaparición de elementos estructurales internos. En la imagen, modelos en un desfile de 1998.Penske Media/Getty ImagesSu fascinación por la estética asiática se plasmó en texturas con brillos sutiles pensadas para deslumbrar en la penumbra, y en efectos desgastados e irisados que, en una época dominada por el maximalismo, reivindicaban un lujo delicado y lleno de matices. En la imagen en el último desfile de alta costura en el que se le pudo ver en persona, en enero de 2025. JULIEN DE ROSA (AFP via Getty Images)RELACIÓN CON EL DEPORTE. La relación entre Armani y el deporte no solo se plasmó en líneas específicas de producto, como EA7 o sus colecciones de ropa para la nieve, sino también en su trabajo ‘ad hoc’ para distintas competiciones. Vistió al equipo olímpico en más de una ocasión, patrocinó eventos deportivos y tenía pendiente de estreno su vestuario para los jugadores de la Juventus fuera del campo. De hecho, era habitual que una parte destacada de sus desfiles de Emporio Armani para hombre estuviera dedicada a cápsulas centradas en un deporte o evento en concreto. El diseñador vestido con ropa deportiva de 1984.Mondadori Portfolio (Mondadori Portfolio via Getty Im)LÍNEAS DE NEGOCIO. Muy pronto en su carrera, el diseñador comenzó a abrir el campo de actuación mucho más allá de la moda. En 1982 diseñó para su oficina una lámpara de mesa, la Logo Lamp, que unos años después acabó convirtiéndose en la primera pieza de su división de mobiliario, Armani/Casa. Los primeros años del siglo XXI estuvieron marcados por la apertura de numerosos nuevas líneas de negocio: en el 2000 llegó una tienda de flores en Milán y un par de años después, una pastelería, Armani/Dolci. Sus ‘panettones’ y sus bombones se convirtieron rápidamente en una compra aspiracional, como los libros de su librería, Armani Libri. Hoy cuenta con varios hoteles, pero el primero se inauguró en Dubái en 2010. Pero si se habla de otras divisiones más allá de la moda merecen mención aparte merecen sus perfumes, que llegaron al mercado en el año 1982 y redefinieron cómo podía desarrollarse la colaboración entre un diseñador y el mundo de las fragancias. Algunos aromas icónicos como Acqua di Gio, Armani Code o Sì han marcado a distintas generaciones. En la imagen, el hotel Armani de Londres. Victor Boyko (Getty Images for BFC)PIONERO EN SOSTENIBILIDAD. Una de las críticas que más se le han reiterado a Giorgio Armani ha sido la de la repetición y monotonía de sus propuestas. Pero lo que durante años fue una manera sibilina de rematar las crónicas sobre sus desfiles, hace no tanto se convirtió en una fortaleza de la casa, que exponía sus prendas como antítesis a las tendencias vertiginosas. Aunque quizá el de Armani no sea el nombre que primero viene a la mente al hablar de sostenibilidad, sí ha sido uno de los primeros en sumarse a la causa; por ejemplo, fue uno de los pioneros entre las grandes marcas en prescindir del pelo animal. “Las marcas de lujo han cometido un error al imitar el modelo de la moda rápida”, denunciaba hace un lustro en una entrevista en ‘S Moda’ en la que defendía su manera de entender el sistema: “A mi modesta manera creo que soy sostenible: ofrezco ropa y objetos pensados para durar. La sostenibilidad debe abordarse concretamente, no solo como un proyecto de comunicación”. En la imagen, en 2022 junto a Cate Blanchett, su sobrina Roberta Armani y Lauren Hutton en la alfombra roja de los Premios de Sostenibilidad propios que había fundado. Jacopo Raule (Getty Images)INDEPENDIENTE HASTA EL FINAL. Cada vez que se le preguntaba por qué nunca había tenido tentaciones de vender su empresa a terceros, respondía: “Porque esta es mi vida”. El grupo Armani, que en 2024 facturó nada menos que 2.300 millones de euros, nunca ha sucumbido a interferencias externas. Es la única marca de ese volumen que no tiene participaciones de grandes ‘holdings’ o fondos de inversión y que tampoco ha querido adquirir marcas externas (como sí lo ha hecho, por ejemplo, el grupo Prada). Cincuenta años después de su fundación, Armani sigue siendo una empresa familiar, gestionada con la ayuda de las sobrinas del diseñador, por amigos cercanos de su juventud y por decenas de empleados fieles que llevan en la empresa casi toda su vida. Arriba, en su tienda de Madison Avenue en 1990.Fairchild Archive (Penske Media via Getty Images)
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