‘Capitolio vs. Capitolio’: y los bárbaros tan contentos grabándose a sí mismos

Capitolio vs. Capitolio dedica la mitad de su corto metraje a mostrar en la pantalla las grabaciones de teléfonos móviles, exhibidas en las redes sociales, que hicieron los participantes en esa infamia y planificada locura que consistió en el bárbaro asalto por parte de una descerebrada turba al Capitolio de Estados Unidos. No se trata de un guion manipulador. Es algo protagonizado por esa gente que quería inmortalizar su intento de golpe de Estado, explicar de forma patética sus razones, latir entre todos por una causa inaplazable y común. Todo ello va acompañado por fragmentos en blanco y negro de filmes propagandísticos de la presidencia de Eisenhower en los que se explica a los espectadores los conceptos que deben regir en Estados Unidos. Repiten, con tono educativo y paternal, lo que representa la justicia, la ley, la democracia, las libertades, los derechos y los deberes, las instituciones, los fundamentos del Estado. El contraste entre los viejos ideales y lo que proponen los asaltantes del Capitolio resulta alarmante.

Pero el momento más alucinatorio es el arranque de este inquietante documental. En él aparece un individuo, tan excesivo y brutal que podría encarnar a una parodia, alentando a su numeroso ejército para que se rebele contra lo establecido y salve a la patria asaltando el poder establecido. Ese fulano es Donald Trump.

Él, por supuesto, no participa personalmente en la invasión. Tampoco su corte de amigos multimillonarios. No hay peligro de que la policía y el ejército les partan a ellos la cabeza. Para ello disponen de diez mil personas dispuestas a lo que sea para lograr la salvación de su patria. Tienen pinta de clase media baja, de currantes en oficios nada esplendorosos, dispuestos a fumigar a las élites que les oprimen, creyéndose todo lo que sale de la boca de ese jefe mentiroso y procaz, capaz de todo tipo de barbaries, propagando falazmente que le robaron las elecciones y que ellos suponen la única esperanza para salvar al país de la ruina. O sea, que ellos son los buenos y el resto todos malos. E insisten mucho los rebelados en el amor a Dios y a la patria. Qué miedo lo de los dioses y las patrias en cualquier lugar del universo.

Imagen del documental 'Capitolio vs. Capitolio'.

Lo más salvaje no es la existencia y la catadura moral de alguien como Trump, sino que la mayoría de sus compatriotas estén dispuestos a creerle y a seguirle. Bueno, la historia nos recuerda que Hitler arrasó finalmente en las elecciones en el país más alfabetizado de Europa. También las incontables lágrimas que vertió la gente ante la muerte de Stalin, de Mao, de Franco, de tantos aclamados sátrapas. Ha pasado el tiempo y Trump ha vuelto a ser el rey del mundo. Y, consecuente, ha indultado a las huestes que perpetraron su mensaje. No aparecen los muertos que provocó aquel estratégico disparate. Sí algunos rostros ensangrentados. El poder dialéctico de los sublevados roza el patetismo. Y no son imágenes manipuladas por el director, Javier Horcajada, ya que las rodaron ellos mismos para glorificar su revuelta.

Repiten en el cine estadounidense de cualquier época la canción patriótica Dios bendiga América. En algunos momentos con tono emocionante, como en la reunión final de los amigos supervivientes en la magnífica El cazador. Pero observando la conducta de Trump, de Putin, de Netanyahu, de los dueños universales del poder, crece la sensación de que lo peor aquí no lo salva ni Dios.

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 El filme muestra las imágenes, exhibidas en las redes sociales, que hicieron los participantes de esa infamia locura que consistió en el asalto por una descerebrada turba al Capitolio  

Crítica de cine
Crítica

Género de opinión que describe, elogia o censura, en todo o en parte, una obra cultural o de entretenimiento. Siempre debe escribirla un experto en la materia

El documental muestra las imágenes, exhibidas en las redes sociales, que hicieron los participantes de esa infamia locura que consistió en el asalto por una descerebrada turba al Capitolio

Tráiler de ‘Capitolio vs. Capitolio’

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Imagen del documental ‘Capitolio vs. Capitolio’, de Javier Horcajada.
Carlos Boyero

Capitolio vs. Capitolio dedica la mitad de su corto metraje a mostrar en la pantalla las grabaciones de teléfonos móviles, exhibidas en las redes sociales, que hicieron los participantes en esa infamia y planificada locura que consistió en el bárbaro asalto por parte de una descerebrada turba al Capitolio de Estados Unidos. No se trata de un guion manipulador. Es algo protagonizado por esa gente que quería inmortalizar su intento de golpe de Estado, explicar de forma patética sus razones, latir entre todos por una causa inaplazable y común. Todo ello va acompañado por fragmentos en blanco y negro de filmes propagandísticos de la presidencia de Eisenhower en los que se explica a los espectadores los conceptos que deben regir en Estados Unidos. Repiten, con tono educativo y paternal, lo que representa la justicia, la ley, la democracia, las libertades, los derechos y los deberes, las instituciones, los fundamentos del Estado. El contraste entre los viejos ideales y lo que proponen los asaltantes del Capitolio resulta alarmante.

Pero el momento más alucinatorio es el arranque de este inquietante documental. En él aparece un individuo, tan excesivo y brutal que podría encarnar a una parodia, alentando a su numeroso ejército para que se rebele contra lo establecido y salve a la patria asaltando el poder establecido. Ese fulano es Donald Trump.

Él, por supuesto, no participa personalmente en la invasión. Tampoco su corte de amigos multimillonarios. No hay peligro de que la policía y el ejército les partan a ellos la cabeza. Para ello disponen de diez mil personas dispuestas a lo que sea para lograr la salvación de su patria. Tienen pinta de clase media baja, de currantes en oficios nada esplendorosos, dispuestos a fumigar a las élites que les oprimen, creyéndose todo lo que sale de la boca de ese jefe mentiroso y procaz, capaz de todo tipo de barbaries, propagando falazmente que le robaron las elecciones y que ellos suponen la única esperanza para salvar al país de la ruina. O sea, que ellos son los buenos y el resto todos malos. E insisten mucho los rebelados en el amor a Dios y a la patria. Qué miedo lo de los dioses y las patrias en cualquier lugar del universo.

Imagen del documental 'Capitolio vs. Capitolio'.

Lo más salvaje no es la existencia y la catadura moral de alguien como Trump, sino que la mayoría de sus compatriotas estén dispuestos a creerle y a seguirle. Bueno, la historia nos recuerda que Hitler arrasó finalmente en las elecciones en el país más alfabetizado de Europa. También las incontables lágrimas que vertió la gente ante la muerte de Stalin, de Mao, de Franco, de tantos aclamados sátrapas. Ha pasado el tiempo y Trump ha vuelto a ser el rey del mundo. Y, consecuente, ha indultado a las huestes que perpetraron su mensaje. No aparecen los muertos que provocó aquel estratégico disparate. Sí algunos rostros ensangrentados. El poder dialéctico de los sublevados roza el patetismo. Y no son imágenes manipuladas por el director, Javier Horcajada, ya que las rodaron ellos mismos para glorificar su revuelta.

Repiten en el cine estadounidense de cualquier época lacanción patriótica Dios bendiga América. En algunos momentos con tono emocionante, como en la reunión final de los amigos supervivientes en la magnífica El cazador. Pero observando la conducta de Trump, de Putin, de Netanyahu, de los dueños universales del poder, crece la sensación de que lo peor aquí no lo salva ni Dios.

Capitolio vs. Capitolio

Dirección: Javier Horcajada.

Género: documental. España, 2025.

Duración: 63 minutos. 

Estreno: 4 de julio de 2025.

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Carlos Boyero

Crítico de cine y columnista en EL PAÍS.

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