Anagrama busca una consultora especialista en gestión de crisis para frenar el daño en su imagen por el polémico libro de Bretón

La editorial ha mantenido contactos con empresas en los últimos días. La distribución de ‘El odio’, de Luisgé Martín, se mantiene paralizada La editorial ha mantenido contactos con empresas en los últimos días. La distribución de ‘El odio’, de Luisgé Martín, se mantiene paralizada  

La publicación (o no) de El odio ha acabado abriendo una crisis sin precedentes en el seno de Anagrama. Pese a que la Justicia ha sido favorable a que el libro de Luisgé Martín sobre José Bretón se pueda publicar, la editorial ha optado por mantenerlo en un cajón, sin fecha de salida al mercado, por tiempo indefinido. Pero el sello catalán ha comenzado a moverse para hacer frente al tsunami que le ha pasado por encima en las últimas semanas.

Según ha podido saber EL MUNDO, Anagrama ha contactado con grandes consultoras para que le ayuden a diseñar un plan de acción con el que frenar la crisis de reputación abierta por todo este proceso judicial. Y, al menos, una de ellas, tras una reunión con la cúpula de la editorial, ha desestimado el encargo al considerar que no hay solución a la situación a corto plazo. Una visión con la que coinciden algunos expertos del sector consultados por este diario. Y con la que difieren otros. Porque ni siquiera entre ellos son capaces de ponerse de acuerdo sobre qué línea es la que se debe tomar.

«Ha llegado un punto en que la bola ha crecido tanto que es incontrolable. ¿Qué recomendaríamos nosotros? Publicar el libro, que está avalado por la Justicia, dejar que pase el temporal y seguir con el trabajo editorial», señala un experto en gestión de crisis en conversación con este periódico que prefiere no desvelar su identidad por «la complejidad» del debate que se ha despertado. Cabe recordar que hay librerías que ya han asegurado que, aunque El odio se publicara, no tienen intención de venderlo en sus establecimientos, que movimientos sociales como el feminismo se han posicionado claramente contra la publicación y que la campaña en redes sociales de gente que afirma que no volverá a comprar productos de Anagrama ha ido aumentando día a día.

Sin embargo, otro experto en el mismo campo señala que «la decisión hay que analizarla bien, en frío» y «no lanzar comunicados contradictorios entre sí». «Ahora mismo, con el libro paralizado, habría que trazar un plan para ver qué se puede hacer porque la situación es muy delicada. No es una situación en la que sea apetecible entrar. Mi visión es que hay que dejar que todo el entorno se calme, que el debate vaya bajando y después ver qué hacer», expone.

Este diario intentó ayer hasta en tres ocasiones ponerse en contacto con Anagrama sin obtener respuesta. Fuentes del sector editorial, conocedoras del asunto, señalan que el sello lleva además varios días intentando hablar con el autor de la obra, Luisgé Martín, sin éxito. Esas mismas fuentes apuntan a que en todos los contratos entre las editoriales y los escritores se establece una cláusula en la que se fija un plazo para que los libros salgan al mercado. Otro reloj que en este caso corre en contra de la empresa. «La decisión es inaudita, supone una censura previa por parte de una editorial», indica un abogado que trabaja con empresas literarias. «No me atrevo a pronunciarme con certeza, el caso es tan delicado ahora mismo que no sabría qué opinar», agrega un segundo.

Aunque la vía judicial contra la publicación se cerró este pasado martes con la Audiencia de Barcelona dictando una sentencia firme en la que avala la publicación de El odio, el debate social se mantiene en una calma tensa. Un debate frenado por el momento ante la paralización de la distribución del libro, pero con visos de volver a despertar en cuanto se produzcan nuevos movimientos. Además aún hay un segundo proceso judicial que está abierto. La madre de los menores asesinados por Bretón, Ruth Ortiz, presentó una demanda contra su ex pareja por quebrantamiento de condena al citarse con Luisgé Martín en la prisión de Ciudad Real, en la que cumple la condena dictada por la Audiencia de Córdoba.

Son tres semanas las que han pasado desde que la editorial decidiera optar por la primera suspensión temporal de la distribución tras la denuncia de Ruth Ortiz y la apertura de diligencias por parte de la Fiscalía de Menores de Barcelona. Al día siguiente, sin embargo, en sendos comunicados, tanto Anagrama como el propio Luisgé Martín salieron en defensa de la publicación de El odio. «La Constitución reconoce el derecho fundamental a la creación literaria. Por ello, Anagrama considera que tanto el autor como la editorial están en su derecho de publicar esta obra», se podía leer en el texto de la editorial. Sin embargo, tras el primer veredicto judicial favorable y el traslado del caso a la Audiencia de Barcelona, el sello decidió cambiar por completo su versión, admitiendo casi por completo los argumentos del Ministerio Público.

El 27 de marzo, una semana después del primer comunicado, Anagrama defendía que «en una sociedad democrática debe existir un equilibrio entre la libertad creativa como derecho fundamental y la protección de las víctimas» y aludiendo a «un ejercicio de prudencia» decía elevar a sine die la distribución de El odio. Este martes, pese al respaldo a la publicación de la Audiencia de Barcelona, la editorial decidía mantenerse en esa misma postura publicando un tercero comunicado.

Si finalmente el libro de Luisgé Martín no viera la luz, sería el segundo producto con características similares que se quedaría en un cajón. Porque ya Netflix decidió renunciar a una serie documental en la que se recopilaba el asesinato del pequeño Gabriel Cruz por contar con la presencia de su asesina, Ana Julia Quezada. Pero el tiempo dirá.

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