La fuerza imparable del ‘anime’ en 2025 revienta la taquilla a katanazos

“Hinokami Kagura” (“Danza del dios del fuego”), grita el joven Tanjiro mientras su katana se impregna de fuego antes de cortar la cabeza de un demonio. Es un grito que ha resonado en los cines de toda España desde el pasado día 12, cuando se estrenó Guardianes de la noche: La fortaleza infinita, filme de animación que continúa la historia del famoso anime y que no solo ha llegado al número uno de la taquilla, sino que ha hecho historia en España al recaudar 3,3 millones de euros, rompiendo, como si del cuerpo de un demonio se tratara, el récord de mejor estreno de una película animada, que ostentaba desde 2003 Shin Chan, en busca de las bolas perdidas. En 2025 la animación asiática se ha convertido en una fuerza cultural y económica imposible de ignorar: lo que durante décadas fue considerado un fenómeno de nicho para aficionados se ha transformado en un motor que domina la taquilla mundial, conquista el streaming y redefine los patrones de consumo del entretenimiento global. Japón, China y Corea del Sur son los vértices principales de esta revolución, pero el impacto se deja sentir en todo el planeta.

La fortaleza infinita adapta la parte final de la obra creada por Koyoharu Gotōge, que se publicó entre 2016 y 2020 en la revista Weekly Shōnen Jump, semillero histórico de fenómenos globales como Dragon Ball, Naruto o One Piece. El salto del papel a la gran pantalla ha sido explosivo: en Japón la película se estrenó el 18 de julio y se ha convertido en la segunda más taquillera de la historia del país (223,43 millones de dólares), solo superada por su antecesora, Guardianes de la noche: Tren infinito. En Estados Unidos, donde se estrenó el pasado viernes, también batió el récord de estreno para una cinta de anime, con casi 70 millones de dólares. La película, que también ha batido el récord de recaudación en su estreno para un filme animado en el Reino Unido, Italia, Arabia Saudí o Australia, es la prueba palpable de una tendencia cada vez más asentada.

“Cuando empezamos hace 25 años la animación era un nicho, pero en este tiempo hemos visto cómo ha crecido, cómo ha saltado al mainstream”, asegura Patricia Fernández, de SelectaVisión, productora y distribuidora cinematográfica especializada en animación japonesa. “En los últimos años, la animación se ha impuesto por la fuerza de sus fans: chicos para los que Guardianes de la noche, Dragon Ball o Pokemon no son películas, sino su estilo de vida”. Para Fernández, en el cine el punto de inflexión fue Akira (1988), la icónica película animada que se convirtió en fenómeno global y que SelectaVisión ha reestrenado varias veces en España, la última hace cuatro años.

La empresa no distribuye La fortaleza infinita (que a nivel internacional distribuye directamente Sony), pero sí distribuyó la anterior película de la saga, Tren infinito, estrenada en 2021 y que, reconoce Fernández, “se fue de las manos por completo”. “Había miedo, porque fue justo después de la pandemia, pero fue un éxito rotundo, fue número uno en España”, cuenta Fernández, que señala que otras películas recientes de SelectaVisión, como Dragon Ball Super: Broly (2019) o One Piece Film Red (2022) también fueron número uno en el país. “De todos modos, el gran fenómeno hasta ahora había sido Your Name (2016), y eso que no tenía un manga ni un anime detrás, solo el nombre de su director, Makoto Shinkai, y fue un fenómeno que también llegó al número uno en taquilla”.

Un fenómeno global

Este mismo año China ha demostrado, en el campo de la animación, que su mercado doméstico es capaz de sostener fenómenos de dimensiones gigantescas. Ne Zha 2, estrenada durante el Año Nuevo lunar, se ha convertido en la película de animación más taquillera de todos los tiempos, superando a gigantes de Pixar y Disney. Con más de 1.700 millones de euros acumulados casi en su totalidad en territorio chino, la secuela confirma que la animación nacional ya no necesita la validación de Occidente para triunfar. Ne Zha, personaje mitológico reinventado en clave moderna, ha conectado con varias generaciones de espectadores, y su éxito masivo prueba que la animación puede ser un instrumento de orgullo cultural y, al mismo tiempo, una industria rentable al nivel de Hollywood.

Imagen de 'Ne Zha 2'.

“La clave es que, ahora mismo, como pasa ya con los videojuegos, coinciden dos o tres generaciones para las que anime es relevante”, señala Francisco Asensi, experto en animación y asesor de negocio e innovación audiovisual. “Este año hemos visto una explosión, pero es una tendencia que viene dándose desde hace años: hay productos como One Piece que lleva ya décadas llegando a un público masivo”, explica Asensi, que incide en la deslocalización del fenómeno: “Es curioso que uno de los mayores éxitos de animación de Netflix estos años sea Samurai de ojos azules, que es una producción francesa que ha sabido entender los códigos narrativos asiáticos y traducirlos a occidente”.

Otra de las claves del fenómeno es que la influencia asiática no se circunscribe a Japón y China. Corea del Sur ha aportado una de las sorpresas más sonadas del año con Las guerreras K-pop (KPop Demon Hunters), un filme producido en Estados Unidos pero inspirado de manera directa en la estética, la música y la narrativa del K-pop coreano. Estrenada en Netflix, la película narra las aventuras de un grupo de cantantes juveniles que, además de cantar y bailar, deben enfrentarse a demonios. El resultado: un éxito sin precedentes en la plataforma, con más de 236 millones de visualizaciones en apenas unos meses, lo que la convierte en la cinta más vista en la historia de Netflix.

Corriente de fondo

Crunchyroll, la plataforma de streaming especializada en anime, se ha consolidado como un actor fundamental en esta historia, porque detrás de este boom se encuentra también la infraestructura tecnológica y de distribución que ha permitido que el anime asiático cruce fronteras. Sony la adquirió en 2020 por 1.175 millones de dólares. “Crunchyroll es la plataforma que más felicidad ha dado a Sony”, explica Asensi. “Cuando la adquirió fue un movimiento arriesgado, pero el tiempo les ha dado la razón”. En aquel momento Crunchyroll contaba con unos 90 millones de usuarios registrados, pero todavía era vista como un espacio para un público limitado. Hoy, la apuesta ha dado sus frutos, con 150 millones de usuarios en todo el mundo (17 millones de pago). El modelo de emisión simultánea, que permite ver los estrenos casi al mismo tiempo en Japón y en el extranjero, ha cambiado las reglas del juego y ha contribuido a generar fenómenos virales.

El éxito de Demon Slayer, Ne Zha 2 o Las guerreras K-pop no es aislado, sino que forma parte de una tendencia mayor que refleja cambios profundos en la cultura global. “Estos contenidos vienen en la mochila de las nuevas generaciones”, resume Asensi, que recuerda que las narrativas asiáticas ofrecen algo que Hollywood, en ocasiones, parece haber desgastado: frescura visual, mundos de fantasía con raíces culturales diferentes y personajes que conectan desde la emoción y la épica. “A quienes no les guste tendrán que aguantarse”, termina, “porque el fenómeno, sencillamente, ha venido para quedarse”.

Un momento de 'Your Name'.

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 “Hinokami Kagura” (“Danza del dios del fuego”), grita el joven Tanjiro mientras su katana se impregna de fuego antes de cortar la cabeza de un demonio. Es un grito que ha resonado en los cines de toda España desde el pasado día 12, cuando se estrenó Guardianes de la noche: La fortaleza infinita, filme de animación que continúa la historia del famoso anime y que no solo ha llegado al número uno de la taquilla, sino que ha hecho historia en España al recaudar 3,3 millones de euros, rompiendo, como si del cuerpo de un demonio se tratara, el récord de mejor estreno de una película animada, que ostentaba desde 2003 Shin Chan, en busca de las bolas perdidas. En 2025 la animación asiática se ha convertido en una fuerza cultural y económica imposible de ignorar: lo que durante décadas fue considerado un fenómeno de nicho para aficionados se ha transformado en un motor que domina la taquilla mundial, conquista el streaming y redefine los patrones de consumo del entretenimiento global. Japón, China y Corea del Sur son los vértices principales de esta revolución, pero el impacto se deja sentir en todo el planeta.La fortaleza infinita adapta la parte final de la obra creada por Koyoharu Gotōge, que se publicó entre 2016 y 2020 en la revista Weekly Shōnen Jump, semillero histórico de fenómenos globales como Dragon Ball, Naruto o One Piece. El salto del papel a la gran pantalla ha sido explosivo: en Japón la película se estrenó el 18 de julio y se ha convertido en la segunda más taquillera de la historia del país (223,43 millones de dólares), solo superada por su antecesora, Guardianes de la noche: Tren infinito. En Estados Unidos, donde se estrenó el pasado viernes, también batió el récord de estreno para una cinta de anime, con casi 70 millones de dólares. La película, que también ha batido el récord de recaudación en su estreno para un filme animado en el Reino Unido, Italia, Arabia Saudí o Australia, es la prueba palpable de una tendencia cada vez más asentada.“Cuando empezamos hace 25 años la animación era un nicho, pero en este tiempo hemos visto cómo ha crecido, cómo ha saltado al mainstream”, asegura Patricia Fernández, de SelectaVisión, productora y distribuidora cinematográfica especializada en animación japonesa. “En los últimos años, la animación se ha impuesto por la fuerza de sus fans: chicos para los que Guardianes de la noche, Dragon Ball o Pokemon no son películas, sino su estilo de vida”. Para Fernández, en el cine el punto de inflexión fue Akira (1988), la icónica película animada que se convirtió en fenómeno global y que SelectaVisión ha reestrenado varias veces en España, la última hace cuatro años. La empresa no distribuye La fortaleza infinita (que a nivel internacional distribuye directamente Sony), pero sí distribuyó la anterior película de la saga, Tren infinito, estrenada en 2021 y que, reconoce Fernández, “se fue de las manos por completo”. “Había miedo, porque fue justo después de la pandemia, pero fue un éxito rotundo, fue número uno en España”, cuenta Fernández, que señala que otras películas recientes de SelectaVisión, como Dragon Ball Super: Broly (2019) o One Piece Film Red (2022) también fueron número uno en el país. “De todos modos, el gran fenómeno hasta ahora había sido Your Name (2016), y eso que no tenía un manga ni un anime detrás, solo el nombre de su director, Makoto Shinkai, y fue un fenómeno que también llegó al número uno en taquilla”.Un fenómeno globalEste mismo año China ha demostrado, en el campo de la animación, que su mercado doméstico es capaz de sostener fenómenos de dimensiones gigantescas. Ne Zha 2, estrenada durante el Año Nuevo lunar, se ha convertido en la película de animación más taquillera de todos los tiempos, superando a gigantes de Pixar y Disney. Con más de 1.700 millones de euros acumulados casi en su totalidad en territorio chino, la secuela confirma que la animación nacional ya no necesita la validación de Occidente para triunfar. Ne Zha, personaje mitológico reinventado en clave moderna, ha conectado con varias generaciones de espectadores, y su éxito masivo prueba que la animación puede ser un instrumento de orgullo cultural y, al mismo tiempo, una industria rentable al nivel de Hollywood.“La clave es que, ahora mismo, como pasa ya con los videojuegos, coinciden dos o tres generaciones para las que anime es relevante”, señala Francisco Asensi, experto en animación y asesor de negocio e innovación audiovisual. “Este año hemos visto una explosión, pero es una tendencia que viene dándose desde hace años: hay productos como One Piece que lleva ya décadas llegando a un público masivo”, explica Asensi, que incide en la deslocalización del fenómeno: “Es curioso que uno de los mayores éxitos de animación de Netflix estos años sea Samurai de ojos azules, que es una producción francesa que ha sabido entender los códigos narrativos asiáticos y traducirlos a occidente”.Otra de las claves del fenómeno es que la influencia asiática no se circunscribe a Japón y China. Corea del Sur ha aportado una de las sorpresas más sonadas del año con Las guerreras K-pop (KPop Demon Hunters), un filme producido en Estados Unidos pero inspirado de manera directa en la estética, la música y la narrativa del K-pop coreano. Estrenada en Netflix, la película narra las aventuras de un grupo de cantantes juveniles que, además de cantar y bailar, deben enfrentarse a demonios. El resultado: un éxito sin precedentes en la plataforma, con más de 236 millones de visualizaciones en apenas unos meses, lo que la convierte en la cinta más vista en la historia de Netflix. Corriente de fondoCrunchyroll, la plataforma de streaming especializada en anime, se ha consolidado como un actor fundamental en esta historia, porque detrás de este boom se encuentra también la infraestructura tecnológica y de distribución que ha permitido que el anime asiático cruce fronteras. Sony la adquirió en 2020 por 1.175 millones de dólares. “Crunchyroll es la plataforma que más felicidad ha dado a Sony”, explica Asensi. “Cuando la adquirió fue un movimiento arriesgado, pero el tiempo les ha dado la razón”. En aquel momento Crunchyroll contaba con unos 90 millones de usuarios registrados, pero todavía era vista como un espacio para un público limitado. Hoy, la apuesta ha dado sus frutos, con 150 millones de usuarios en todo el mundo (17 millones de pago). El modelo de emisión simultánea, que permite ver los estrenos casi al mismo tiempo en Japón y en el extranjero, ha cambiado las reglas del juego y ha contribuido a generar fenómenos virales.El éxito de Demon Slayer, Ne Zha 2 o Las guerreras K-pop no es aislado, sino que forma parte de una tendencia mayor que refleja cambios profundos en la cultura global. “Estos contenidos vienen en la mochila de las nuevas generaciones”, resume Asensi, que recuerda que las narrativas asiáticas ofrecen algo que Hollywood, en ocasiones, parece haber desgastado: frescura visual, mundos de fantasía con raíces culturales diferentes y personajes que conectan desde la emoción y la épica. “A quienes no les guste tendrán que aguantarse”, termina, “porque el fenómeno, sencillamente, ha venido para quedarse”. Seguir leyendo  

“Hinokami Kagura” (“Danza del dios del fuego”), grita el joven Tanjiro mientras su katana se impregna de fuego antes de cortar la cabeza de un demonio. Es un grito que ha resonado en los cines de toda España desde el pasado día 12, cuando se estrenó Guardianes de la noche: La fortaleza infinita, filme de animación que continúa la historia del famoso anime y que no solo ha llegado al número uno de la taquilla, sino que ha hecho historia en España al recaudar 3,3 millones de euros, rompiendo, como si del cuerpo de un demonio se tratara, el récord de mejor estreno de una película animada, que ostentaba desde 2003 Shin Chan, en busca de las bolas perdidas. En 2025 la animación asiática se ha convertido en una fuerza cultural y económica imposible de ignorar: lo que durante décadas fue considerado un fenómeno de nicho para aficionados se ha transformado en un motor que domina la taquilla mundial, conquista el streaming y redefine los patrones de consumo del entretenimiento global. Japón, China y Corea del Sur son los vértices principales de esta revolución, pero el impacto se deja sentir en todo el planeta.

La fortaleza infinita adapta la parte final de la obra creada por Koyoharu Gotōge, que se publicó entre 2016 y 2020 en la revista Weekly Shōnen Jump, semillero histórico de fenómenos globales como Dragon Ball, Naruto o One Piece. El salto del papel a la gran pantalla ha sido explosivo: en Japón la película se estrenó el 18 de julio y se ha convertido en la segunda más taquillera de la historia del país (223,43 millones de dólares), solo superada por su antecesora, Guardianes de la noche: Tren infinito. En Estados Unidos, donde se estrenó el pasado viernes, también batió el récord de estreno para una cinta de anime, con casi 70 millones de dólares. La película, que también ha batido el récord de recaudación en su estreno para un filme animado en el Reino Unido, Italia, Arabia Saudí o Australia, es la prueba palpable de una tendencia cada vez más asentada.

“Cuando empezamos hace 25 años la animación era un nicho, pero en este tiempo hemos visto cómo ha crecido, cómo ha saltado al mainstream”, asegura Patricia Fernández, de SelectaVisión, productora y distribuidora cinematográfica especializada en animación japonesa. “En los últimos años, la animación se ha impuesto por la fuerza de sus fans: chicos para los que Guardianes de la noche, Dragon Ball o Pokemon no son películas, sino su estilo de vida”. Para Fernández, en el cine el punto de inflexión fue Akira (1988), la icónica película animada que se convirtió en fenómeno global y que SelectaVisión ha reestrenado varias veces en España, la última hace cuatro años.

La empresa no distribuye La fortaleza infinita (que a nivel internacional distribuye directamente Sony), pero sí distribuyó la anterior película de la saga, Tren infinito, estrenada en 2021 y que, reconoce Fernández, “se fue de las manos por completo”. “Había miedo, porque fue justo después de la pandemia, pero fue un éxito rotundo, fue número uno en España”, cuenta Fernández, que señala que otras películas recientes de SelectaVisión, como Dragon Ball Super: Broly (2019) o One Piece Film Red (2022) también fueron número uno en el país. “De todos modos, el gran fenómeno hasta ahora había sido Your Name (2016), y eso que no tenía un manga ni un anime detrás, solo el nombre de su director, Makoto Shinkai, y fue un fenómeno que también llegó al número uno en taquilla”.

Un fenómeno global

Este mismo año China ha demostrado, en el campo de la animación, que su mercado doméstico es capaz de sostener fenómenos de dimensiones gigantescas. Ne Zha 2, estrenada durante el Año Nuevo lunar, se ha convertido en la película de animación más taquillera de todos los tiempos, superando a gigantes de Pixar y Disney. Con más de 1.700 millones de euros acumulados casi en su totalidad en territorio chino, la secuela confirma que la animación nacional ya no necesita la validación de Occidente para triunfar. Ne Zha, personaje mitológico reinventado en clave moderna, ha conectado con varias generaciones de espectadores, y su éxito masivo prueba que la animación puede ser un instrumento de orgullo cultural y, al mismo tiempo, una industria rentable al nivel de Hollywood.

Imagen de 'Ne Zha 2'.

“La clave es que, ahora mismo, como pasa ya con los videojuegos, coinciden dos o tres generaciones para las que anime es relevante”, señala Francisco Asensi, experto en animación y asesor de negocio e innovación audiovisual. “Este año hemos visto una explosión, pero es una tendencia que viene dándose desde hace años: hay productos como One Piece que lleva ya décadas llegando a un público masivo”, explica Asensi, que incide en la deslocalización del fenómeno: “Es curioso que uno de los mayores éxitos de animación de Netflix estos años sea Samurai de ojos azules, que es una producción francesa que ha sabido entender los códigos narrativos asiáticos y traducirlos a occidente”.

Otra de las claves del fenómeno es que la influencia asiática no se circunscribe a Japón y China. Corea del Sur ha aportado una de las sorpresas más sonadas del año con Las guerreras K-pop (KPop Demon Hunters), un filme producido en Estados Unidos pero inspirado de manera directa en la estética, la música y la narrativa del K-pop coreano. Estrenada en Netflix, la película narra las aventuras de un grupo de cantantes juveniles que, además de cantar y bailar, deben enfrentarse a demonios. El resultado: un éxito sin precedentes en la plataforma, con más de 236 millones de visualizaciones en apenas unos meses, lo que la convierte en la cinta más vista en la historia de Netflix.

Corriente de fondo

Crunchyroll, la plataforma de streaming especializada en anime, se ha consolidado como un actor fundamental en esta historia, porque detrás de este boom se encuentra también la infraestructura tecnológica y de distribución que ha permitido que el anime asiático cruce fronteras. Sony la adquirió en 2020 por 1.175 millones de dólares. “Crunchyroll es la plataforma que más felicidad ha dado a Sony”, explica Asensi. “Cuando la adquirió fue un movimiento arriesgado, pero el tiempo les ha dado la razón”. En aquel momento Crunchyroll contaba con unos 90 millones de usuarios registrados, pero todavía era vista como un espacio para un público limitado. Hoy, la apuesta ha dado sus frutos, con 150 millones de usuarios en todo el mundo (17 millones de pago). El modelo de emisión simultánea, que permite ver los estrenos casi al mismo tiempo en Japón y en el extranjero, ha cambiado las reglas del juego y ha contribuido a generar fenómenos virales.

El éxito de Demon Slayer, Ne Zha 2 o Las guerreras K-pop no es aislado, sino que forma parte de una tendencia mayor que refleja cambios profundos en la cultura global. “Estos contenidos vienen en la mochila de las nuevas generaciones”, resume Asensi, que recuerda que las narrativas asiáticas ofrecen algo que Hollywood, en ocasiones, parece haber desgastado: frescura visual, mundos de fantasía con raíces culturales diferentes y personajes que conectan desde la emoción y la épica. “A quienes no les guste tendrán que aguantarse”, termina, “porque el fenómeno, sencillamente, ha venido para quedarse”.

Un momento de 'Your Name'.

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