Rosamund Pike: «Me gustan las fantasías irreales, pero creo en el poder de la verdad»

<p>Eso que se cuenta en algunas biografías de Hollywood, ese hallazgo del éxito como algo fortuito, como una chispa que mágicamente inicia el cuento de hadas de Hollywood, no hace justicia a muchos artistas. A Rosamund Pike,por ejemplo. La actriz inglesa, 46 años, se estrenó como chica Bond a los 21 años en <i>Muere otro día</i>, con Pierce Brosnan, y fue nominada al Oscar en 2015 por <i>Perdida </i>de David Fincher. LLeva 60 películas y series de televisión en su currículo pero, en realidad, <strong>trabajó durante años para ganarse su golpe de suerte</strong>. Hija única de dos cantantes de ópera, Caroline Friend y Julian Pike), Rosamund empenzó a tocar el violonchelo a los cinco años y creció entre producciones de de ópera. A los 16 años entró en el National Youth Theatre de Londres para representar <i>Romeo y Julieta </i>de Shakespeare. Para pagar su alojamiento, comenzó a tocar en las calles.</p>

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 La actriz británica es una de las protagonistas de la serie ‘La rueda del tiempo’, una ficción mágica llena de sentido moral.  

Eso que se cuenta en algunas biografías de Hollywood, ese hallazgo del éxito como algo fortuito, como una chispa que mágicamente inicia el cuento de hadas de Hollywood, no hace justicia a muchos artistas. A Rosamund Pike,por ejemplo. La actriz inglesa, 46 años, se estrenó como chica Bond a los 21 años en Muere otro día, con Pierce Brosnan, y fue nominada al Oscar en 2015 por Perdida de David Fincher. LLeva 60 películas y series de televisión en su currículo pero, en realidad, trabajó durante años para ganarse su golpe de suerte. Hija única de dos cantantes de ópera, Caroline Friend y Julian Pike), Rosamund empenzó a tocar el violonchelo a los cinco años y creció entre producciones de de ópera. A los 16 años entró en el National Youth Theatre de Londres para representar Romeo y Julieta de Shakespeare. Para pagar su alojamiento, comenzó a tocar en las calles.

«Sabía que tenía que forzar mi comodidad para conseguir lo que quería, incluso si eso significaba ir cargando con un instrumento como el violonchelo, tan complejo«. En los años siguientes, Pike fue rechazada por algunas academias de teatro y decidió estudiar Literatura Inglesa en la Universidad de Oxford. No desistió de su proyecto. Buscó compañías con las que actuar y, en secreto, viajó una vez tras otra a Londres para hacer audiciones. «Todavía recuerdo el coste del billete de autobús: 6,90 libras. Casi siempre volvía arrepintiéndome de no haber pasado la tarde estudiando». La determinación de Rosamund Pike la llevó hasta papeles memorables en el cine de su tiempo. Ha protagonizado clásicos como Orgullo y prejuicio de Joe Wright y thrillers como la reciente Saltburn de Emerald Fennel. Dio rostro a figuras históricas como Marie Colvin, la corresponsal del Sunday Times que perdió la vida cubriendo el asedio de Homs en Siria (A Private War de Matthew Heineman) y Marie Curie, la primera mujer en recibir el Premio Nobel de Física (Radioactive de Marjane Satrapi). Desde hace cuatro años es parte de una compleja saga fantástica, La rueda del tiempo, basada en las novelas de Robert Jordan, cuya tercera temporada ya está disponible en Prime Video.

En La rueda del tiempo estamos en un mundo que los hombres han llevado a la ruina. Son las mujeres, las Aes Sedai, las únicas que poseen la magia sanadora. Rosamund Pike interpreta a una de ellas, Moiraine Damodred. En la primera temporada, su misión fue buscar al Dragón Renacido, el joven que, según las profecías, puede salvar o destruir el mundo. Lo identificó en un chico de campo, Rand al’Thor (el actor Josha Stradowski), quien en los nuevos episodios tendrá que descubrir qué quiere hacer con su poder. «Nunca imaginé que me sentiría atraída por una ficción de fantasía. Hasta hace unos años, ni siquiera me hubiese visto capaz como actriz», dice Pike. «Pero descubrí esta pieza única, con personajes femeninos complejos y muy diferentes de los modelos masculinos».

¿Cómo se relaciona este mundo de fantasía con la realidad?
Todos podemos reconocernos en los personajes creados por Robert Jordan. La Rueda del Tiempo es un mundo de fantasía, con geografías y culturas imaginarias, poderes mágicos y monstruos, pero en él viven personas con las mismas preguntas que nosotros: «¿Qué valor tiene mi vida? ¿Seré amado aunque se descubra una faceta desconocida de mí? ¿Cómo puedo construir un futuro sin romper con mis raíces?». Son personajes muy humanos y por eso han conectado con muchos fans, tanto a través de los libros como de la serie.
¿Qué le parece el personaje de Moiraine?
Es una figura maravillosa. Enigmática, decidida, ambiciosa… Es alguien se pone en marcha sola, dispuesta a sacrificarse y morir por su causa. La encuentro muy inspiradora, sobre todo en una época en la que todos somos egocéntricos. Moiraine está al servicio de lo que cree pero, al mismo tiempo, es misteriosa e irascible. Esa es su debilidad. Es un reto interpretar a una persona tan reservada porque tienes que transmitir sus pensamientos con tu mirada y tu cuerpo.
En los últimos años hemos hablado a menudo del empoderamiento femenino, un tema que también está presente en esta saga. ¿Que poder le gustaría tener?
Me gustan las fantasías irreales, pero creo en el poder de la verdad. Creo en el poder de sentir y desarrollarnos al darnos a los demás, al defender a las personas vulnerables en un momento de dificultad, por poner sólo un ejemplo. En la saga, el uso del poder es canalizar, es atraer las energías del universo y hacerlas fluir a través de nuestro cuerpo. Es una sensación física parecida a la del llamado estado de flujo, un estado que te envuelve por completo. Eso parece correr por tus venas, dulce y embriagante pero peligroso a la vez, porque te da una fuerza difícil de controlar. A veces es adrenalina y es vértigo.
Usted es hija de dos cantantes de ópera y creció entre bastidores. ¿Una saga fantástica como ésta, por muy pop que sea, recuerda a la ópera?
Se podría decir que es similar porque se centra en emociones muy intensas. Una de las cosas maravillosas de La rueda del tiempo es que es una historia que amplifica todos los sentimientos: el amor, los celos, el deseo, el odio. Todo es fantástico pero, al mismo tiempo, todo es real. Nosotros, los actores, nos movemos en escenarios construidos, como en la ópera, ya sea un barco en medio del océano, un desierto o una montaña con cascadas.Tenemos armas, espadas, armaduras, copas y cubiertos reales. Incluso las criaturas monstruosas son reales, no están generadas digitalmente.
¿Trabajar en un rodaje así la transporta a su infancia?
En cierto sentido sí, porque me gusta pasar tiempo en los talleres de los artesanos que crean todo esto. Me encanta el departamento de vestuario, con los enormes rollos de tela y sus cien máquinas de coser en funcionamiento.
¿Sus hijos han visitado los rodajes?
Sí. Y se quedaron muy impresionados con los actores jóvenes de la saga están muy impresionados. . A esta edad, es emocionante mirar a los niños mayores y verlos como modelos a seguir, casi como héroes.
¿Cantaba de niña? ¿Pensó e dedicarse a la ópera?
No. Para poder cantar tienes que sentir, desde niña, que la voz es tu instrumento y tu forma de expresarte. Para mí nunca fue así. necesitaba comunicarme con palabras, no con música.
Pero tocaba el violonchelo desde pequeña incluso en las calles de Londres.
Sólo toqué en la calle porque quería ganar algo de dinero para poder estudiar interpretación..
Es la parte romántica de su historia.
Algunos días no era así; apenas ganaba unos pocos peniques. Me acuerdo de un día, una persona me dejó un billete de 10 libras. No podía creerlo.
¿Aún toca?
Comencé de nuevo durante la pandemia. Me mudé a Praga por trabajo [todavía vive allí con su pareja, Robie Uniacke, y sus dos hijos], una ciudad fantástica para la música. Y durante el confinamiento me apeteció volver a coger el violonchelo. Después, para interpretar el personaje de Elspeth Catton en Saltburn, tenía que tener las manos bien cuidadas y las uñas largas. Algo que un violonchelista no puede permitirse.

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