El museo Broad de Los Ángeles mostrará sus entrañas con una gran ampliación para 2028

Los Ángeles se transforma rápidamente rumbo a 2028, cuando albergará por segunda ocasión unos Juegos Olímpicos. La ciudad está modificando su infraestructura, limpiando sus calles y remozando su imagen para una de las grandes citas globales. Eso incluye también algunos de sus principales destinos turísticos. El museo Broad, que cumple una década, ha anunciado una expansión que añadirá un 70% de superficie a sus espacios de exhibición, suficiente para mostrar varias de las joyas que la institución guarda en sus bóvedas. Las obras han comenzado este miércoles y se espera que el nuevo edificio esté listo para el evento deportivo.

El Broad, ubicado en el corazón financiero de Los Ángeles, en el centro, muestra la colección privada de su fundador, Eli Broad. El desarrollador, fallecido en 2021, se convirtió en uno de los principales filántropos de la ciudad gracias a su enorme fortuna, cercana a los 7.000 millones de dólares. La utilizó, entre varias cosas, para construir la sala de conciertos Walt Disney, donde Gustavo Dudamel conduce a la Filarmónica local y para crear, justo a un costado, uno de los referentes museísticos angelinos: un enorme edificio rectangular con una decoración exterior que asemeja a un panal de abejas.

Abierto desde 2015, en las salas del Broad pueden apreciarse algunos tesoros de una colección de arte contemporáneo conformada por más de 2.000 obras que abarcan desde los años 50 hasta el día de hoy. Hay Warhols, Raushenbergs y Lichenteins; monumentales lienzos de Jean-Michel Basquiat o Barbara Kruger; divertidas esculturas de Jeff Koons; retratos digitales de Takashi Murakami, atardeceres melancólicos de Ed Ruscha y la bandera de Jasper Johns, entre muchas obras más.

Uno de los atractivos de su edificio principal, de 7.500 metros cuadrados, son las pequeñas ventanas que los arquitectos de la firma Diller Scofidio + Renfro dejaron en los rellanos de las escaleras, que conectan el tercer piso, donde inician las exhibiciones, con el nivel de calle. Los descansos permiten echar un vistazo a las obras que el Broad guarda en sus entrañas. Una luz neutral baña decenas de lienzos colgados dentro de un ambiente controlado. La bodega hace pensar en cómo puede ser el puerto franco de Ginebra, la zona de almacenamiento de arte más grande del mundo, que está cerrada al público.

La expansión permitirá sacar mucha de la obra en ese espacio para ser expuesta. El anexo, construido al oeste del edificio principal, mostrará una nueva cara exterior que prescindirá del acabado que hace del Broad un edificio único. En su lugar, la nueva ala tendrá lo que parece un acabado de concreto aplanado, según los diseños digitales presentados por la arquitecta Elizabeth Diller.

Un diseño digital de cómo se verán las futuras galerías del museo Broad de Los Ángeles.

“El nuevo edificio pretende ser un hermano, no un clon, compartirá el ADN, pero tendrá características diferentes”, aseguró Diller, quien agradeció esta mañana a Edythe Broad, la viuda de Eli Broad, y a Joanne Heyler, la presidenta del museo, la oportunidad de poder volver a hacer “la secuela”. “Cuando en 2010 hicimos el diseño principal en 2010 nunca imaginamos que haríamos una expansión en el futuro”, reconoció la arquitecta.

Esto añadió un reto al equipo de diseñadores. ¿Cómo continuar un proyecto ideado como un concepto final? El nuevo edificio estará unos metros separados del núcleo central para resaltar su independencia. Sin embargo, permitirá el flujo continuo desde sus galerías originales. El espacio futuro tendrá ventanales en sus muros curvos. Las obras albergadas allí estarán iluminadas con luz artificial, mientras que la luz natural baña actualmente las salas del Broad a través de tragaluces.

El Broad, como otros grandes museos locales, es gratuito. En diez años de vida ha logrado colarse entre los destinos más populares del centro de la ciudad. Sus galerías bien iluminadas y sus coloridas obras maestras modernas son capturadas diariamente en cientos de selfies. Apenas en marzo pasado registró su día de mayor asistencia en su primera década, 6.800 visitantes. Anualmente recibe a unas 900.000 personas, lo que lo convierte en el cuarto más visitado de Los Ángeles.

El museo crece justo en un momento en que las autoridades locales están buscando revitalizar la zona central de la ciudad. El Ayuntamiento aprobó recientemente un decreto que convierte la avenida Grand en un distrito cultural. La iniciativa ha logrado el apoyo de una veintena de artistas angelinos y organizaciones ubicadas en el centro, una zona aquejada por varios de los problemas crónicos de Los Ángeles como la pobreza urbana, la desaceleración económica de la pandemia y la crisis de los sin techo.

Aún así, el área ya refleja parte de la transformación a futuro. A pocos metros de donde estará la expansión del Broad puede verse una estación de metro inaugurada hace dos años. Es un esfuerzo por hacer más accesible una ciudad donde caminar sí es un extraño arte.

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 La institución festeja su primera década de vida anunciando un 70% más de espacio de exhibición. La obra estará lista para los Juegos Olímpicos  

Museo Broad de Los Ángeles

Los Ángeles se transforma rápidamente rumbo a 2028, cuando albergará por segunda ocasión unos Juegos Olímpicos. La ciudad está modificando su infraestructura, limpiando sus calles y remozando su imagen para una de las grandes citas globales. Eso incluye también algunos de sus principales destinos turísticos. El museo Broad, que cumple una década, ha anunciado una expansión que añadirá un 70% de superficie a sus espacios de exhibición, suficiente para mostrar varias de las joyas que la institución guarda en sus bóvedas. Las obras han comenzado este miércoles y se espera que el nuevo edificio esté listo para el evento deportivo.

El Broad, ubicado en el corazón financiero de Los Ángeles, en el centro, muestra la colección privada de su fundador, Eli Broad. El desarrollador, fallecido en 2021, se convirtió en uno de los principales filántropos de la ciudad gracias a su enorme fortuna, cercana a los 7.000 millones de dólares. La utilizó, entre varias cosas, para construir la sala de conciertos Walt Disney, donde Gustavo Dudamel conduce a la Filarmónica local y para crear, justo a un costado, uno de los referentes museísticos angelinos: un enorme edificio rectangular con una decoración exterior que asemeja a un panal de abejas.

Abierto desde 2015, en las salas del Broad pueden apreciarse algunos tesoros de una colección de arte contemporáneo conformada por más de 2.000 obras que abarcan desde los años 50 hasta el día de hoy. Hay Warhols, Raushenbergs y Lichenteins; monumentales lienzos de Jean-Michel Basquiat o Barbara Kruger; divertidas esculturas de Jeff Koons; retratos digitales de Takashi Murakami, atardeceres melancólicos de Ed Ruscha y la bandera de Jasper Johns, entre muchas obras más.

Uno de los atractivos de su edificio principal, de 7.500 metros cuadrados, son las pequeñas ventanas que los arquitectos de la firma Diller Scofidio + Renfro dejaron en los rellanos de las escaleras, que conectan el tercer piso, donde inician las exhibiciones, con el nivel de calle. Los descansos permiten echar un vistazo a las obras que el Broad guarda en sus entrañas. Una luz neutral baña decenas de lienzos colgados dentro de un ambiente controlado. La bodega hace pensar en cómo puede ser el puerto franco de Ginebra, la zona de almacenamiento de arte más grande del mundo, que está cerrada al público.

La expansión permitirá sacar mucha de la obra en ese espacio para ser expuesta. El anexo, construido al oeste del edificio principal, mostrará una nueva cara exterior que prescindirá del acabado que hace del Broad un edificio único. En su lugar, la nueva ala tendrá lo que parece un acabado de concreto aplanado, según los diseños digitales presentados por la arquitecta Elizabeth Diller.

Museo Broad de Los Ángeles

“El nuevo edificio pretende ser un hermano, no un clon, compartirá el ADN, pero tendrá características diferentes”, aseguró Diller, quien agradeció esta mañana a Edythe Broad, la viuda de Eli Broad, y a Joanne Heyler, la presidenta del museo, la oportunidad de poder volver a hacer “la secuela”. “Cuando en 2010 hicimos el diseño principal en 2010 nunca imaginamos que haríamos una expansión en el futuro”, reconoció la arquitecta.

Esto añadió un reto al equipo de diseñadores. ¿Cómo continuar un proyecto ideado como un concepto final? El nuevo edificio estará unos metros separados del núcleo central para resaltar su independencia. Sin embargo, permitirá el flujo continuo desde sus galerías originales. El espacio futuro tendrá ventanales en sus muros curvos. Las obras albergadas allí estarán iluminadas con luz artificial, mientras que la luz natural baña actualmente las salas del Broad a través de tragaluces.

El Broad, como otros grandes museos locales, es gratuito. En diez años de vida ha logrado colarse entre los destinos más populares del centro de la ciudad. Sus galerías bien iluminadas y sus coloridas obras maestras modernas son capturadas diariamente en cientos de selfies. Apenas en marzo pasado registró su día de mayor asistencia en su primera década, 6.800 visitantes. Anualmente recibe a unas 900.000 personas, lo que lo convierte en el cuarto más visitado de Los Ángeles.

El museo crece justo en un momento en que las autoridades locales están buscando revitalizar la zona central de la ciudad. El Ayuntamiento aprobó recientemente un decreto que convierte la avenida Grand en un distrito cultural. La iniciativa ha logrado el apoyo de una veintena de artistas angelinos y organizaciones ubicadas en el centro, una zona aquejada por varios de los problemas crónicos de Los Ángeles como la pobreza urbana, la desaceleración económica de la pandemia y la crisis de los sin techo.

Aún así, el área ya refleja parte de la transformación a futuro. A pocos metros de donde estará la expansión del Broad puede verse una estación de metro inaugurada hace dos años. Es un esfuerzo por hacer más accesible una ciudad donde caminar sí es un extraño arte.

 EL PAÍS

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